Podemos decir que todo lo propiamente “divino” es sobrenatural pero no todo lo sobrenatural es necesariamente divino. Sin embargo, estos dos adjetivos no son de fácil aplicación. Vemos incluso que algunas personas dicen que algo está “divino” solamente para expresar que es muy bonito, bien diseñado o muy apropiado para su uso. Es una mala idea usar así este adjetivo, porque hablando de esta manera estamos en realidad irrespetando el Nombre de Dios, o sea, estamos pecando contra el segundo mandamiento de la Ley de Dios. Decir, por ejemplo, que una mujer está “divina” para connotar con ello que es sexualmente deseable es simplemente profanar el Nombre Santo de Dios.