Me gusta tu casa, que no tiene puertas:
es sólo ventanas, que miran al sol.
Me gusta tu casa, que siempre está abierta:
¡Me gusta la Casa de Dios!
Me gusta tu casa, tan antigua y tan nueva;
me gusta que guarda el eco de tu voz.
Me gustan tus ojos colmados de estrellas
y me gusta consolar tu Corazón.
Me gusta tu casa, que calma mis penas,
que cambia mi llanto y lo vuelve canción;
me gusta entender que mi madre, la Iglesia,
nació de tu plegaria y tu dolor.
Me gusta tu casa, tan ancha y tan bella,
me gustan los cantos que alaban tu amor.
Me gusta que el Cielo dé un beso a la tierra
cada vez que nos das tu bendición.
Me gusta tu casa y me cuesta la espera,
¡La casa que espero es tu Cielo, mi Dios!
No es hecha de hierro, cemento o madera,
es hecha de pura oración.
Hermosa poesía y canción
Cuanto estará disponible la versión en guitarra. Esta, que es vocal, es muy linda, tanto que dan ganas de esperar la versión “orquestada”.