1- ¿Cuál es el auténtico origen del SIDA?
El síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA en castellano y AIDS en inglés) es una enfermedad de transmisión mayormente sexual que se debe a una mutación o cambio en un virus propio de una especie de mono africano, que pasó a la sangre humana y allí se ha adaptado y reproducido. Se conocen casos, estudiados posteriormente, de personas africanas que se infectaron hace 40 o 50 años, cuando ni la enfermedad ni el virus estaban descritos con perfección.
2- ¿Cómo sería una breve historia del SIDA?
La corta historia de la enfermedad está salpicada por varios acontecimientos importantes. Después de descritos los primeros casos en 1981 entre los homosexuales, en 1983 Luc Montagnier descubre el agente causante: el VIH (virus de inmunodeficiencia humana). En 1985 ya estuvieron disponibles las pruebas para analizar qué sangre contenía o no el VIH. En 1983, se manifestó la epidemia del SIDA también en personas heterosexuales, y en 1985 se habían contabilizado casos en todos los continentes.
Seis años después de su detección, en 1987, se crearon diversos organismos para tratar de contener la rápida propagación. También en esta fecha, la Administración de Alimentos y Medicamentos estadounidense, la FDA, autorizó el primer fármaco para tratar el SIDA. La terapia triple antirretroviral no estuvo disponible hasta 1996. En la actualidad, se investiga en la obtención de una vacuna que frene al virus.
3- ¿ Desde cuándo existe el SIDA, y a cuántas personas ha afectado ya?
El SIDA cumplió 20 años en el 2001 con 22 millones de muertes y se le considera como la epidemia del siglo XX. Algunas organizaciones como la ONU anuncian que lo peor está por llegar. Con datos de mediados del 2001, 36 millones de personas están infectadas por el virus, la mayoría de ellas en el África subsahariana. En muchas partes de mundo la epidemia está en fases iniciales.
4- ¿ Es lo mismo ser seropositivo que tener el SIDA?
El virus VIH es el agente que provoca el SIDA. Se dice que alguien es seropositivo, cuando ha dado positivo a la prueba con la que se localiza el VIH en una muestra de sangre. Sin embargo, se reserva hablar de que una persona tiene SIDA para cuando sus niveles de defensas (CD4) están por debajo de 200. El VIH realiza un trabajo destructivo, y cuando nuestro sistema defensivo de la sangre, el sistema inmunológico, está bajo mínimos, es cuando le sobreviene a uno el SIDA, con las enfermedades asociadas que ello conlleva. Por lo tanto, rigurosamente se puede decir que toda persona con SIDA es seropositiva, pero no todos los seropositivos tienen aun el SIDA.
5- ¿ Están bien definidas las formas de contagio del SIDA?
Si, se puede resumir en tres modos de contagio:
1º por relaciones sexuales,
2º por la relación materno-filial durante el embarazo, y
3º por medio de contacto con sangre contaminada (transfusiones, jeringuillas).
Cualquier relación sexual con una persona seropositiva aporta el riego de que se haya producido contagio a la persona sana. Una madre puede transmitir la enfermedad a su bebe al dar a luz o al amamantarlo. Por último, las personas que utilizan y comparten jeringuillas en el uso de la droga tiene gran riesgo de contaminarse con el VIH y otros virus.
6- He oído que los condones no son totalmente eficaces para prevenir el SIDA por transmisión sexual. ¿Que hay de cierto en ello?
Cierto, hay muchos estudios científicos que demuestran el riesgo del uso del condón. Son diversas las razones: mal uso, frecuentes roturas, porosidad del látex, minúsculo tamaño del VIH, junto con las frecuentes circunstancias del abuso del alcohol o drogas. Los estudios aseguran que se mantiene un riesgo de entre un 12 y 30% de que exista contagio. La propia Organización Mundial de la Salud (OMS) ha asegurado que “el preservativo no elimina el riego de contagio”, añadiendo que en materia sexual “la contínua fidelidad con una persona no contagiada asegura al 100% el no contagio”. Muchas campañas contra el SIDA recaen en una publicidad engañosa cuando aseguran que el uso del preservativo evita la transmisión del SIDA.
7- ¿Son acertadas las campañas que se hacen contra el SIDA?
Si nos remitimos al progreso del SIDA a nivel mundial, parece que las cifras nos dicen que en términos generales, no están siendo eficaces las campañas contra el SIDA. Sería imprescindible informar sobre qué es el SIDA y cómo se transmite hasta en el último rincón del planeta. Se ha hecho mucho en esta dirección, pero lamentablemente las autoridades olvidan que con informar no basta, sino que es necesario formar. Mientras haya personas que estén dispuestas a jugar con el riesgo de contagio, el SIDA seguirá progresando.
La educación se ha dicho siempre que es el arma que los pueblos deben usar para cuidar su salud y conseguir el progreso social. Si los que gobiernan los pueblos no promueven la educación y los valores humanos y familiares que ello conlleva, tenemos SIDA para muchas décadas más y en continua expansión. La fidelidad familiar, la auténtica educación sexual, el rechazo de las drogas, etc. son valores que se deben transmitir a los ciudadanos cualquier gobierno que se precie.
8- ¿ El SIDA tiene cura, o no?
En términos generales, la respuesta es no. Una vez que la persona se ha infectado de VIH, no hay quien se lo quite. Lo que es cierto, es que afortunadamente, sobre todo en los países desarrollados, se dispone de medicamentos que frenan la reproducción del VIH, logrando con ello que en muchas personas no les sobrevenga el SIDA. En esas personas, la infección por VIH se convierte en una enfermedad crónica. Si una persona infectada no recibe ningún tipo de tratamiento, lo normal es que en 6 ó 10 años se le desarrolle el SIDA y fallezca. Si recibe tratamiento, no está exenta de la posibilidad de efectos secundarios negativos.
El desarrollo de la enfermedad se produce de forma distinta en los países ricos que en los pobres; en los primeros, los enfermos pueden acceder desde 1996 al tratamiento antirretroviral, mientras que los segundos no pueden costearse los fármacos. Es por ello, por lo que se demanda un esfuerzo de solidaridad por parte de compañías y gobiernos, hacia los países pobres, para que puedan disponer de fármacos a precios asequibles.
Las personas con SIDA precisan de todo el apoyo de familiares, amigos y organismos asistenciales, para sobrellevar esta enfermedad sin cura, pero ante la que una actitud animosa de lucha puede ser decisiva.
Tomado de: http://alojados.lesein.es/cias/
La verdad sobre el preservativo
En una tertulia de radio se llegó a calificar como “criminal” la posición de la Iglesia Católica. Así mismo, Gurutz Jáuregui escribió en distintos periódicos un artículo de opinión, bajo el título “Estar en el limbo” en el que ridiculizaba la doctrina católica sobre la materia.
Contrastan estas acusaciones con los datos que aporta la experiencia. Por ejemplo, en aquellos estados de Norteamérica en los que se impulsó entre los jóvenes una campaña de castidad y abstinencia (caso de Maryland), se constató que en el espacio de dos años (1988-1990) disminuyó en un 13% el número de embarazos de menores de edad. La campaña tuvo un sencillo lema: “En la medida en que digas no, tendrá mucho más valor tu sí cuando lo pronuncies”.
Por el contrario, en los estados en los que se optó por la campaña del preservativo, no dejó de crecer el índice de embarazos entre menores. Si proyectamos estos datos sobre embarazos a la prevención del SIDA, la deducción es evidente. Una educación sexual responsable es el camino más eficaz en la prevención de la epidemia.
Por el contrario, las campañas de difusión del preservativo han producido el efecto del “bombero pirómano”. Queriendo apagar el fuego, lo han encendido más. Previniendo contagios, han suscitado más promiscuidad.
Frente a esto, si pudiésemos cuantificar la influencia que ha tenido la predicación moral católica en el comportamiento sexual de millones de personas, nos daríamos cuenta de que la Iglesia Católica ha hecho muchísimo más en favor de la prevención del SIDA que todas las campañas de profilácticos.
El que Africa sea el lugar de mayor difusión de la epidemia del SIDA, tiene mucho que ver con el hecho de que en muchas de aquellas culturas se desconozcan valores como la monogamia y la fidelidad conyugal. Pues bien, entre otras muchas cosas, la Iglesia Católica está empeñada en la enseñanza de esos valores.
(Tomado de http://www.loiola.org)
Preservativo no equivale a sexo seguro
(ZENIT.org).- Por su interés, publicamos a continuación la entrevista que el cardenal Alfonso López Trujillo concedió el pasado 11 de octubre a Radio Vaticana. En ella el purpurado colombiano denuncia la ineficacia del preservativo en la prevención de las enfermedades de transmisión sexual o como anticonceptivo.
El cardenal López Trujillo es presidente del Consejo Pontificio para la Familia.
-Por favor, ¿puede definir su posición exacta, tal como lo explicó a la BBC, en lo concerniente a la ineficacia del uso de preservativos para prevenir la expansión del SIDA?
-Cardenal López Trujillo: Acerca de mis declaraciones en una reciente entrevista en el programa de Televisión de la BBC “Panorama” respecto al uso de condones para prevenir la expansión del SIDA, quiero declarar lo siguiente:
Pensaba que el tema era mejor conocido. En cambio, estoy sorprendido con algunas de las reacciones. Esto es más curioso aún si se tiene en cuenta que el programa todavía no ha sido transmitido. El tema del “sexo seguro” ha sido tratado en varios estudios científicos. Entre mis preocupaciones estaba mi intención de no desorientar a las personas, especialmente a la juventud, al hacerles creer que hay “seguridad”, cuando de hecho la seguridad aún no ha sido probada. ¡Cuántos jóvenes han tomado el camino de la promiscuidad, empujados por hipótesis falsas, y han caído víctimas de esta pandemia! Esto implica una responsabilidad muy seria.
En la entrevista de una hora que concedí a la BBC acerca de diferentes temas con respecto a la familia y a la vida, una pregunta se dedicó al “sexo seguro”. Afirmé lo siguiente: Uno no puede hablar realmente de “sexo seguro”, llevando a la gente a creer que el uso de preservativos es la fórmula para evitar el riesgo de VIH, y de esta forma vencer la pandemia del SIDA. Tampoco se puede llevar a la gente a creer que los preservativos proporcionan una seguridad absoluta. No se dice que hay un porcentaje grave de riesgo de contraer no solamente SIDA, sino también diferentes enfermedades transmitidas sexualmente, y que el porcentaje de fracaso es bastante alto.
-¿De qué investigación científica se ha valido usted para hacer esta afirmación?
-Cardenal López Trujillo: Hay publicados muchos estudios que hacen surgir dudas fundadas respecto a la “seguridad” del uso del preservativo. Jacques Suaudeau, doctor en Medicina, quien ha seguido de cerca el debate y el problema del SIDA en África, tiene un importante artículo en nuestro “Lexicon” lleno de anotaciones bibliográficas acerca del tema. Nosotros recibimos también noticias de un estudio-informe de grupos que representan a 10.000 doctores que acusan al “Centre for Disease Control” (CDC) en los Estados Unidos de ocultar la investigación del propio gobierno, la cual mostraba la “ineficacia de los preservativos para prevenir la transmisión de enfermedades sexualmente transmisibles”. Este informe del “Catholic Family and Human Rights Institute” (un grupo en Nueva York que controla los temas de la ONU en relación con la familia y la vida) manifiesta además que el rechazo del CDC a reconocer este hecho “ha contribuido a la epidemia masiva de enfermedades de transmisión sexual”.
-¿Cuál es su comentario acerca de la respuesta de la Organización Mundial de la Salud (OMS)?
-Cardenal López Trujillo: Yo no he visto repuesta alguna de la OMS, y esto no parece extraño, dado que el programa aún no ha sido transmitido. De cualquier manera, la OMS tiene un trabajo meritorio en el tratamiento de muchas enfermedades. Pero respecto al preservativo, ellos deberían emprender estudios científicos serios y tomar un camino más eficaz, antes que asumir riesgos. Por ejemplo, la distribución de preservativos a niños y adolescentes en sus conocidas campañas, constituye una grave responsabilidad.
Yo simplemente quise recordar al público, secundando la opinión de un buen número de expertos, que cuando el preservativo es empleado como anticonceptivo, no es totalmente seguro, y que los casos de embarazo no son raros. En el caso del virus del SIDA, el cual es cerca de 450 veces más pequeño que un espermatozoide, el material de látex del preservativo obviamente ofrece una seguridad mucho menor. Algunos estudios revelan que la permeabilidad de los preservativos puede llegar al 15% o aún al 20% de los casos. Siendo así, hablar del preservativo como “sexo seguro” representa un tipo de “ruleta rusa”. Y ello sin considerar otras posibles razones para el fallo del preservativo, tales como la degradación del látex debido a la exposición solar y al calor, así como la rotura o el resquebrajamiento.
-¿Qué recomienda entonces la Iglesia Católica en la lucha contra el SIDA?
-Cardenal López Trujillo: La Iglesia comprende las dificultades y angustias de la gente, pero no puede quedarse callada. Precisamente los valores morales de la fidelidad mutua de los esposos, así como la castidad, ya de por sí proporcionan una verdadera protección y son conformes al ser humano y al sexo responsable, en contraposición al sexo frívolo.
La Iglesia vive de cerca el drama que sufren muchas familias y personas. Hoy tenemos muchos centros para los enfermos. Hay también numerosos institutos de investigación. Hay muchas casas donde generosamente se cuida a los enfermos en fase terminal. Yo creo que no hay país en el que la Iglesia no tenga este servicio.
Muy importante: nosotros ayudamos a muchos huérfanos cuyos padres han muerto debido al SIDA. Donde hay fidelidad conyugal, la promiscuidad, que es la principal causa de la propagación de la enfermedad, está superada. Donde hay una adecuada orientación respecto a la sexualidad, una comprensión de la castidad, ciertamente se pueden superar los riesgos. Siendo así, la Iglesia invita a todos a la formación en los valores, especialmente a la juventud, y respecto de los deberes de la familia, lo cual constituye la única solución verdadera al problema. Algunos dicen que esto no es realista. Pero yo creo que el reto más serio es educar en y para el amor.
Todo esto requiere una visión elevada del hombre y de la mujer, de la fidelidad en el matrimonio y de la educación sexual, en virtud de la cual sea tenido en cuenta el aspecto moral del problema. Las instituciones que distribuyen preservativos a los niños y en las escuelas públicas son gravemente irresponsables. Los padres deberían reaccionar, ejercer su derecho a defender a sus hijos de manera que éstos no sean atacados por este violento tipo de interferencia en su mundo de inocencia.
Aun contemplando el problema sólo desde el punto de vista de la higiene, sin considerar la totalidad del problema moral, propongo que los Ministerios de Salud exijan en los paquetes de preservativos y en la publicidad, así como en los aparatos o estanterías donde son exhibidos esos productos, la inclusión de la advertencia de que el preservativo no es seguro. Esto se ha hecho desde hace tiempo con los cigarrillos, advirtiendo de que el filtro no garantiza la protección.