Con el debido respeto:
Es innegable que la consagración a Jesús es un privilegio que conlleva, o al menos así se espera, gran responsabilidad ante Dios y ante los demás.
Sin embargo, los hechos demuestran, en porcentaje alarmante, que no solamente son rotos los votos profesados, sino que además son cometidos delitos abominables, como el abuso sexual en contra de menores de edad y otras faltas inconfesables, últimamente y desde los inicios de la Iglesia Católica.
A
hora bien, yo me pregunto: ¿Si las normas, oraciones y prédicas de la Iglesia Católica no son eficaces para impedir tales aberraciones en sus consagrados, que espero yo?
Sería inútil negar que algo está mal, o bien las prédicas, oraciones y principios de la Iglesia no sirven o todo es una farsa.
Atentamente,
Un católico en crisis de Fe
RESPUESTA
Querido amigo:
Ciertamente la consagración a Dios es un gran privilegio. Pero no en el sentido del mundo. Los Apóstoles Santiago y Juan pidieron a Jesús el privilegio de puestos importantes, pero El les dijo que no sabían lo que pedían. En vez, les invitó a participar de Su pasión. Ese es verdadero y gran privilegio: Participar por amor de la vida de Cristo, en especial de sus sufrimientos.
También es cierto que la consagración conlleva gran responsabilidad. Dice San Alfonso Ligorio:
Grande es la dignidad de los sacerdotes, pero no menor la obligación que sobre ellos pesan. Los sacerdotes suben a gran altura, pero se impone que a ella vayan y estén sostenidos por extraordinaria virtud; de otro modo, en lugar de recompensa se les reservará gran castigo, como opina San Lorenzo Justiniano (…). San Pedro Crisólogo dice a su vez que el sacerdocio es un honor y es también una carga que lleva consigo gran cuenta y responsabilidad por las obras que conviene a su dignidad (…). Mas sobre este texto.
En cuanto al “porcentaje alarmante de delitos abominables”, creo que hace falta clarificar este tipo de declaración. No niego ni justifico que sacerdotes hayan cometido graves delitos de abuso contra jóvenes. Estos deben ser procesados justamente. Pero no es justo hacer declaraciones sensacionalistas que presentan una falsa imagen de la realidad. No existe ninguna evidencia de que la incidencia de abuso sexual sea mayor entre sacerdotes que entre hombres en general, incluyendo rabinos y ministros.
Philip Jenkins, profesor de historia y de estudios religiosos en la universidad de Penn State, autor del libro “Pedofilia y Sacerdotes: Anatomía de una crisis contemporánea” (Oxford University Press, 1996), declara al respecto: “mi investigación de casos en los pasados 20 años no indica que exista evidencia alguna que el clero católico u otros del clero célibe estén mas envueltos en mala conducta o abuso que el resto del clero de cualquier otra denominación, o de los que no son del clero. Por muy determinados que estén los medios de comunicación en ver estos casos como crisis del celibato, la acusación no tiene fundamento.” 1 (El Señor Jenkins no es católico).
El celibato
Se quiere culpar al celibato por los escándalos. Es normal que el hombre mundano, que vive dominado por las pasiones, vea el celibato como una represión y hasta como un peligro. Pero el celibato vivido santamente es una donación total de nuestro amor por Dios y por todos. Sin fe y sin gracia no se puede vivir el celibato, pero sin estas tampoco se debe ser sacerdote. Celibato.
Para comprender la manipulación de la prensa, pongamos un ejemplo. Si por una semana, un periódico dedicase su primera plana a exponer abusos y todos fueron cometidos por madres, ¿llegaría usted a creer que las madres son mas abusivas que el resto de la población? Y si el mismo periódico solo publicase abusos perpetuados por madres hispanas, ¿pensaría usted que las hispanas son peores madres, o cuestionaría usted mas bien la motivación del periódico? El comportamiento de los medios de comunicación ha demostrado una vez mas lo dicho por el historiador Arthur Schlesinger Sr. (no católico): “el prejuicio contra la Iglesia Católica es el más profundo en la historia del pueblo americano y el único aceptable en los Estados Unidos hoy” 2. No creo que la prensa se atrevería a tratar a ningún otro grupo ni a sus líderes como ha tratado a los católicos y a sus sacerdotes.
Todos necesitamos conversión
No le podemos echar toda la culpa a la prensa, la cual solo se aprovecha de una realidad de pecado existente. Se han dado grandes escándalos entre algunos sacerdotes. ¿Cómo podemos responder? ¿Nos avergonzaremos de ser católicos? ¡De ningún modo! Debemos profundizar nuestra fe la cual se fundamenta en Jesucristo. El es el mismo ayer, hoy y siempre. El es la roca inmovible de nuestra fe. Busquemos en Jesús, en Su Palabra, la sabiduría para entender y ser guiados en la crisis actual, tal como lo hicieron los santos de todos los tiempos.
No creo que sea casualidad que estos escándalos estallaron durante la cuaresma, tiempo dedicado a reconocer nuestro pecado y necesidad de conversión. La Palabra de Dios nos presenta con toda honestidad la miseria de todo hombre, su incapacidad para regenerarse por si mismo y su absoluta necesidad de ser redimido por Dios. Esto es verdad igualmente para los sacerdotes. Jesús escogió a 12 Apóstoles que por 3 años vivieron con El, recibieron sus enseñanzas, fueron testigos de sus milagros. Jesús les dio poder para hacer ellos mismos milagros y sacar demonios en Su nombre. Sin embargo, en la Última Cena, en la que Jesús instituyó el sacerdocio, uno de los 12 le traicionó. Los otros fueron incapaces de permanecer fieles en la prueba esa misma noche y todos le abandonaron.
Necesitamos el poder de la cruz
¿Que ocurrió con los apóstoles? Cometieron el pecado de confiar en sus propias fuerzas, en la lógica y los recursos del mundo para seguir a Jesús. Pedro pensó que el jamás negaría a Jesús. No comprendía que la lucha era superior a fuerzas humanas. No comprendía la importancia de permanecer despierto en oración cuando Jesús le pidió. Se durmió con los demás.
Queda claro que nadie puede ser sacerdote por su propia fuerza ni por sus dones naturales. Tampoco será suficiente haber sido escogido por Jesús y haber recibido la gracia de la ordenación sacerdotal. Dios pide la humildad de obedecerle en todo para dejarse guiar por El. Judas no lo hizo. Los otros fallaron pero después se arrepintieron y dieron la vida por Jesús.
Creo que algo bueno puede salir de los escándalos: Un reto para que los sacerdotes dependamos mas en Jesucristo. En tiempos de corrupción y crisis en la Iglesia, el Señor ha levantado los mayores santos para renovarla. Donde abunda el pecado, sobre abunda la gracia.
También los laicos deben ser retados a poner más confianza en la obra de Dios actuando en el sacerdote a pesar de su miseria humana. Es Cristo el que actúa en los sacramentos impartiendo la gracia santificante. Es Cristo en quien ponemos nuestra fe.
Cada cual mira a la Iglesia según lo que está en su corazón. Si nos falta la fe, no culpemos a los escándalos. Revisemos más bien nuestro corazón. A quienes culpan a otros por su falta de fe “Les ha sucedido lo de aquel proverbio tan cierto: “el perro vuelve a su vómito” y “la puerca lavada, a revolcarse en el cieno” II Pedro 2,22.
A los que quieren ver la virtud y el poder santificador de la Iglesia, no le faltarán innumerables testigos. No será casualidad que, la misma semana en que los escándalos alcanzaban su cenit, Monseñor Duarte, arzobispo de Cali, Colombia, fue martirizado. Este santo obispo, sabiendo las amenazas contra su vida, no titubeó en su valiente testimonio del evangelio. Estimo que ha sido un martirio reparador en unión con Jesucristo. También en esos mismos días tuvimos el testimonio del arzobispo de Lagos, Nigeria, Dr. Antonio Olubunmi Okogie, que voluntariamente ofreció morir en lugar de una mujer musulmana condenada a muerte por lapidación por la corte islámica; del Padre O´Toole misionero irlandés asesinado en Uganda; del atentado contra la procesión del Domingo de Ramos en la ciudad de Goma en el Congo, en el cual murieron una niña un sacerdote y el obispo herido (Monseñor Faustin Ngabu); el arresto en China de Monseñor Jia Zhiguo y tantos otros cristianos anónimos sacerdotes y laicos, que ofrecen su vida siguiendo a Cristo a diario. Ellos son testigos de que la Iglesia da vida abundante a los que tienen fe.
Jesús dijo que los escándalos eran inevitables pero también nos dio la promesa: “Y yo a mi vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella”. Mateo 16,18. ¿Dónde pones tus ojos: en el escándalo en la virtud de los santos? Dios ha dado a la Iglesia la medicina espiritual para curar a todos, pero solo se sana quien toma la medicina con fe.
Estos son los mejores tiempos para ser católico y para ser sacerdote
Muchas veces, al meditar la pasión, he sentido el deseo: “Señor, si yo hubiese estado allí, hubiera dado la cara por ti”. Pues bien Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre. La pasión de Cristo continúa hoy, es la pasión de Su Cuerpo, la Iglesia. Hoy hay más mártires que nunca en la historia. Es por eso que estos son tiempos maravillosos para ser católico y para ser sacerdote, precisamente por ser tiempos difíciles.
Dijo San Luis María Grignon de Montfort: “Jesús tiene muchos amigos en el banquete pero muy pocos amigos de la cruz”. Cuado abunda la corrupción y el mundo con sus vicios y escándalos arrastra penetra en la vida consagrada, cuando arremete la persecución y la mayoría abandona a Jesús y se avergüenza de su Iglesia, cuando la cruz se hace mas pesada, es entonces que estamos en viernes santo. Es entonces que Cristo suscita en su Iglesia los mayores santos. ¡Que dicha vivir en estos tiempos! Hoy tanto sacerdotes como laicos tenemos la mayor oportunidad de dar la cara por Jesús cueste lo que cueste, porque le amamos. Dios quiera seamos dignos de El.
Padre Jordi Rivero