20.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
20.2. Observa esto, y toma buena nota: Dios llama al hombre. El apóstol Pablo dijo que Dios llama a las cosas que no son para que sean (Rom 4,17). Así como cuando llamas a una persona la acercas a ti, así Dios cuando llama al hombre lo levanta hacia sí, lo hace crecer, lo invita a ser. Cuando Jesús llama a sus discípulos los constituye en sus colaboradores; les ayuda a descubrir por qué fueron llamados de la nada al ser. No es extraño: por Él fueron creadas todas las cosas (Col 1,16); ¿qué de raro que su palabra, cuando te dice «¡sígueme!», lleve a plenitud lo que había empezado cuando te dijo «¡existe!»?