JESÚS ES SEPULTADO
Te adoramos, oh Cristo…
“José de Arimatea lo puso en un sepulcro excavado
en la roca. Después rodó una gran piedra, cerrando con ella la entrada del sepulcro”.
Se ha sembrado la semilla, se ha cubierto el surco, se ha regado la tierra. Ahora sólo queda esperar:
esperar que del frasco brote el fruto, de la cruz brote la victoria, de la muerte brote la vida.
Esperar en el silencio, en la oscuridad, en la incertidumbre. Porque el amor es más potente que el fracaso, y más fuerte que la soledad, y más poderoso que la muerte.
Señor, que en nuestras horas de dolor, de fracaso y de tristeza, sepamos esperar en Ti y que nada nos turbe.
Padre nuestro.
Nada te turbe, nada te espante…
Resucitó… Aleluya