En un artículo católico leo que Satanás es un “espíritu puro.” Pero nosotros sabemos que los demonios son ángeles caídos, y pureza significa virginidad, sin mezcla, incorruptible; entonces el bicho no puede ser puro porque nada de eso tiene. – C.M.J., Bolivia.
La confusión surge de dos sentidos distntos que tiene la palabra “pureza.” Uno es un sentido ontológico, es decir, relacionado con cuál es la naturaleza propia de los distintos seres; el otro es el sentido moral, o sea, el que tiene que ver con la bondad o maldad que brota de los actos voluntarios.
En un sentido ontológico, los ángeles son siempre ángeles, incluso si son ángeles caídos. Y es propia de la naturaleza angélica el ser completamente espiritual, es decir, sin nada material que les sea propio. Los Santos Ángeles, lo mismo que los demonios no tienen mezcla de nada material. Como no tienen mezcla de materia se dice que son sólo espíritu o “espíritus puros.” Puro en este caso quiere decir sencillamente: sin nada de materia.
Otra cosa es si miramos a cuál es la actitud de unos y otros con respecto al bien o al mal. Los Santos Ángeles son puros tambié en este sentido, porque en ellos brilla la pureza moral, la pureza propia del bien amado y obedecido. Los demonios, en cambio, son llamados en la Biblia, con toda razón, “espíritus impuros.”
En conclusión, en cuanto a su ser que no tiene materia, los demonios son solo espíritu, o, según lo que dice el catecismo de la Iglesia “espíritus puros.” Pero en cuanto a su voluntad, irremediablemente perversa, son espíritus impuros.