La revelación más alta
Una de las cumbres más altas de la revelación bíblica es aquella expresión, concisa y audaz, de la Primera Carta de Juan: “Dios es Amor”. En ella se condensa, de cierto modo, todo lo que sabemos de Dios y todo lo que Él espera de nosotros.
Sin embargo, para captar en su hondura esta síntesis de nuestro conocer sobre Dios, y para entenderla como Él quiere, hemos de tener presente que la palabra “amor” no es un saco vacío que cada uno puede llenar según su gusto o su criterio. El amor tiene un rostro definido en Jesucristo, el Revelador del Padre. Así como es grande saber que “Dios es amor”, así es pobre quedarnos con nuestras escalas y modelos de amor, sin atender a Jesucristo, en quien el amor adquiere todo su sentido y muestra todo su poder.
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