3.1. He llegado a mi habitación después de una pequeña jornada de predicación y confesión. Y he pensado que soy inmensamente feliz por la amistad celestial que Dios me ha concedido.
3.2. La palabra que describe nuestro ser de Ángeles es “firmeza”; la que describe vuestro ser de hombres es “cambio”. No es que nosotros seamos firmes por nosotros mismos, sino por la unión de todo nuestro amor con Aquel a quien contemplan nuestros ojos. De esta unión nace nuestra firmeza. Como vosotros, mientras sois peregrinos, carecéis de una unión semejante, vuestros actos van generalmente marcados por la discontinuidad, la ruptura y la contradicción. Tal es vuestra fragilidad.
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