Muchas de las aplicaciones tecnológicas han nacido o han crecido para fines perversos, tales como matar con mayor eficiencia o proporcionar placer barato y desechable. La pregunta es qué tanto debe preocuparnos ese origen deplorable y también qué tanto derecho tenemos de quejarnos de la misma tecnología que luego finalmente todos usamos.
Continuar leyendo “¿Lo malo se puede volver bueno?”