Dame, Señor, un corazón puro, límpiame y quedare mas blanca que la nieve, renuévame por dentro para el bien de tu pueblo, hazme tolerante, renuévame el amor, dame tus ojos, guía mis pasos, dame oídos para escuchar tu voz y firmeza para hacer tu voluntad, líbrame de mi orgullo, de mi soberbia, de mis complejos, para el bien de tu rebaño.
Yo recibí el tesoro que has puesto en mis manos pero soy débil y necesito del ejército de tus Ángeles y la intercesión de los santos para que la misión se cumpla.
Gracias, Señor, por perdonarme, gracias por mantener la alianza, gracias por amarme. Bendice, Señor, a tu Pueblo y a esta tu hija. Líbrame de la ceguera, de la sordera y de todo lo que me impida reconocerte y permite que haga tu voluntad para tu gloria y para poder ser feliz aún en medio del dolor y del sufrimiento.
Cuida mi corazón: que el mal no entre. Entra tú, Jesús, y limpia mi casa, limpia mi corazón, mis oídos, mis ojos, mi sentir, que la intuición que me guía sea para beneficio de tu obra. Dame, Señor, todos los dones que necesito para esta misión, dame los recursos e impúlsame, ayúdame.
Como hace tantos años, hoy cumples eso que me decías: “Perdonaré lo que has hecho, tu infidelidad, y sentirás vergüenza cuando te dé a tus Hermanas, a las mayores y a las menores” (Ezequiel 16,61); así mismo se cumple también en mí esa Escritura. Gracias, Señor, por estar vivo y presente en tu Palabra y en mi vida. Rescata a esta Jerusalén (Zacarías 2).
Gracias por darnos tu vida, tu paz y tu amor. Amén.