9. ¿Hay alternativa?
La neutralidad religiosa es un no a Dios, envuelto en cierta cortesía. Si en un país el 90% de la gente cree en Dios pero no puede hacerle homenaje público a él por respeto al 10% que no cree, quiere decir que en ese país se está irrespetando, con toda cortesía pero con toda claridad, al 90% creyente. La neutralidad es tiranía de la minoría agnóstica, que una vez en el poder político (ejecutivo) desde allí teje la red de los otros poderes: mediático, económico, legislativo o incluso judicial. Pretender que la religión cristiana existirá en tales circunstancias es una ilusión, si uno es cristiano, y una farsa, si uno no lo es y detenta el poder.