Mira que es larga la noche,
y ya la luna se esconde,
y tú eres toda mi luz,
Cristo Jesús;
toma, recibe mi amor,
Cristo Señor.
Mira que es breve la vida,
que pronto todo termina,
y queda sólo la Cruz,
Cristo Jesús;
queda tan sólo el amor,
Cristo Señor.
Sé que es bien poco
lo que puede darte mi alma,
y que ya es gracia, Señor,
proclamar tu alabanza:
¡tómame, Cristo Jesús,
tuya es mi vida, Señor!