Una jarra de miel que se hizo añicos
derramó su dulce contenido
en un charco viscoso y pagajoso.
Las golosas moscas acudieron a darse un atracón:
tanto comieron que sus alas se pegaron.
Con tirones y vanos forcejeos
quisieron escapar entre jadeos
y en dolor aromático murieron.
Moraleja:
Ay de las necias criaturas que por gozos fugaces se destruyen.