Si anduve por la colina
y hallé por fin este templo;
si en esta tarde dorada
se eleva mi pensamiento
y sueña que así te alcanza,
a ti, Jesús, te lo debo.
Si el viento de la mañana
abunda de tu recuerdo,
y el campo de verde espiga
repite tu Nombre al viento;
si todos de ti me hablan,
a ti, Jesús, te lo debo.
Pero si todos callaran,
quedando solo el silencio,
también allí me hablaría
la música de tu Verbo;
también allí te diría ;
a ti, Jesús, te lo debo.