Padre de Jesucristo

Oh Dios,

permítenos contemplar

en el Corazón Sacratísimo

de tu Hijo Amado

cuál es tu designio para el mundo,

para que así,

conociendo mejor tu bendición,

nuestros ojos se acostumbren a tu luz,

nuestra fe se robustezca en ti

y crezca en nosotros

el amor a tu Nombre.

Oh Padre Amantísimo,

ya que has querido crearnos

a imagen tuya,

y luego has enviado a tu Hijo

en una existencia humana

como la nuestra,

aunque libre de todo pecado,

danos la gracia

de reconocernos en Cristo:

que en él, tu Cordero Inmolado,

podamos ver nuestras culpas,

fijas a la Cruz y ya vencidas;

que en él, tu Palabra y Primogénito,

comprendamos quiénes somos ante ti;

y que en él, tu Siervo y Ungido,

se confirme nuestra esperanza

y el deseo infinito

de corresponder

a tu infinito amor de Padre.

Oh Dios y Padre nuestro:

danos la ciencia

de conocerte y conocernos;

y así como tú nos miras en tu Hijo

y en él te dejas ver de nosotros,

así también concédenos,

por tu misericordia,

contemplarte en Cristo,

y en él mirar nuestra vida

con ojos piadosos y sabios

como los tuyos,

para que también nuestro corazón

se una más y más a Cristo,

y en él te encuentre, te sirva,

y se goce en ti, Dios Eterno.

Oh Padre Santísimo,

escucha la perenne intercesión

de Cristo,

a quien constituiste Pontífice

de una Alianza Perfecta y Eterna.

De tu bondad esperamos todo lo bueno;

de tu justicia, todo lo justo;

y de tu Providencia,

todo cuanto sabes que nos hace falta

para llegar hasta ti.

Fija tú mismo nuestro ojos en Cristo:

que en él te reconozcamos como Padre;

que en él miremos al mundo redimido,

y que en él nos veamos amados y salvos,

camino de la luz eterna

y de la llamada celestial

con la que has querido llamarnos.

Tú no desatiendes la oración de tu Hijo,

concédenos, pues, mirar un día tu faz,

para ser eternamente como tú.

Por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén.