San Antonio vivía en el desierto, cuando se aproximó un joven.
– Padre, vendí todo lo que tenía y dí el dinero a los pobres. sólo guardé unas pocas cosas para que me ayuden a sobrevivir aquí. Me gustaría que me enseñara el camino de la salvación.
San Antonio pidió al muchacho que vendiese también las pocas cosas que había guardado, y con el dinero obtenido comprase carne en la ciudad.
Al regreso debía traer la carne atada a su cuerpo. El muchacho obedeció y fue atacado por perros y halcones, que querían un pedazo de la carne.
– Ya estoy de vuelta – dijo el joven, mostrando el cuerpo arañado, mordido, y las ropas en jirones.
¿Por qué me mandó hacer ésto?
Para mostrarte que lo que trajiste de tu pasado, no sirve en tu presente. Cuando tengas que escoger un nuevo camino, no traigas el viejo
Aquellos que dan un paso nuevo pero quieren mantener un poco de su antigua vida, terminan desgarrados por los propios recuerdos.
Si quieres comenzar de nuevo y tener nuevos resultados, no lleves contigo todas las experiencias negativas de tu pasado… ¡Pueden hacerte más daño que bien!