El diseño de nuestro blog tiene varias ventajas como ya habíamos comentado. Pero hay inconvenientes, como en todo en la vida.
Yo no conocía ese sistema de los “pingbacks.” Es un método para reportar sintonía entre páginas web, en general, o entre weblogs, en particular. Una cosa sana que ayuda, o que debería ayudar, a que quienes habitamos el ciberespacio estemos en contacto, y además, sepamos hasta dónde pueden llegar a caminar las ideas que un día salen a la luz.
El problema es que ese mismo sistema es una plataforma magnífica para todo tipo de abusos. La versión que tuvo este diario hasta hace unas horas contenía una sección de “referidos,” o sea, páginas que han hecho pingback a mi diario. Y todo estuvo bien hasta que empezaron a aparecer unas páginas rarísimas de porno, spam, violencia y toda suerte de basura. Para tristeza mía, no era un indicativo de que esas personas se estuvieran convirtiendo a fuerza de leer estos posts: ¡sencillamente se estaban haciendo propaganda! ¿Responsable? El pingback. Pues se acaba el pingback.
Espero que las cosas mejoren, pues parece que eso también estaba ralentizando el servicio general de mi página web, hasta el punto de retrasar el envío de boletines. Pido a Dios que todo marche mejor de aquí en adelante.