Soy lo suficientemente mayor para recordar que en mi primera infancia había países pobres y países ricos. Luego ya no hubo más países “pobres” sino países “subdesarrollados.” Y luego tampoco estos, sino países “en vías de desarrollo.” Más tarde se criticó la expresión “desarrollo,” sobre la base de que la idea misma de desarrollar un país implica que todos los países (y culturas) tienen que seguir básicamente unos mismos pasos y dirigirse hacia un mismo destino.
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