La portabilidad implica una serie de redefiniciones muy profundas sobre el cuerpo humano. Es un enunciado que puede sonar demasiado trascendental pero que resulta patente apenas uno usa la categoría “mundo,” en sentido personalista, por supuesto. El mundo de cada uno se convierte en una mixtura de “realidad” y “virtualidad” que potencia algunas experiencias e inhibe otras, cosa que cambia el sentido de las expresiones básicas que aluden a nuestra corporeidad, como las nociones de “cerca” y “lejos.”