No sólo preocupa y duele Inglaterra, como comentaba ayer. Italia tiene también su cuota, según registra esta noticia reciente de El Mundo, de España:
El joven italiano de 26 años Ciro Eugenio Milani, programador de ordenadores y publicista, se suicidó la semana pasada en la localidad de Paderno D’Adda tras anunciarlo y comentarlo con numerosos cibernautas en un ‘weblog’ durante tres meses. En este tiempo, mantuo su anonimato, hasta desvelar su verdadera identidad en otro ‘weblog’, con los últimos mensajes.
Su página, titulada ‘Antes de partir’ registraba numerosas visitas, hasta el punto de haberse convertirdo en una de los foros ‘on line’ más concurridos en Italia, publica el diario Corriere della Sera.
El suicida anunció el modo de su muerte (salto al vacío), la técnica que debía utilizar, la fecha y diversas preguntas sobre pequeños problemas que le surgieron al programarlo, que resolvía a través de las respuestas de los usuarios del foro, señala el rotativo.
Milani, que escribía bajo seudónimo para no ser descubierto, prosiguió enviando mensajes a los internautas tras su muerte, después de haber dejado programados diversos textos.
La principal causa de su suicidio,según sus confesiones, era la de no estar satisfecho de su vida y ver “imposible hacer nada por cambiarla”, tras lo que escribió un mensaje de despedida en el que afirmaba sentirse feliz por su decisión.
“Continúo viviendo la vida como cada día. Trabajo, amigos y familia sin modificar nada, sin levantar sospechas. Tengo decidida la fecha y pienso respetarla”, aseguró en su bitácora, pese a que se suicidó días antes de la fecha precisa.
El joven publicista recibía todo tipo de mensajes en su página, desde las que lo apoyaban y aconsejaban, hasta los que le criticaban e insultaban, sin dejar a nadie indiferente, hasta el punto de convertirse en uno de los ciberdiarios más populares en Italia.
mi conocimiento, Ciro no había ido a Pakistán ni pertenecía a ninguna red terrorista. Pero ¡cuánto veneno llegó a su alma y cuando dejó regado en tantas partes!
Por eso me duele que se hable de que el terrorismo es cosa de “los otros,” como si nuestra civilización fuera modelo. El egoísmo llevado a su última refinación, el agnosticismo ahíto de absurdo, el culto a los medios y olvido de los fines, la espantosa indiferencia con la muerte de niños no nacidos: ¿eso cómo se llama, en nombre de Dios?