Uno de los aspectos más difíciles de las relaciones interpersonales es la sensibilidad. En sí misma es una cosa buena porque indica que somos capaces de sentir y es ello precisamente lo que hace que estemos en contacto y relación con el mundo exterior: sin sensibilidad seríamos inertes, como las rocas, y por eso se suele decir de alguien insensible que tiene un corazón de piedra.
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