Ayer pude celebrar la Eucaristía en la Capilla de las Apariciones. Es la primera y única vez que podré hacerlo en este viaje. Fue bonito, por supuesto, pero un poco extraño porque me correspondió la misa en inglés de las tres y media de la tarde y literalmente había sólo dos personas que hablaban inglés, aunque la capilla en sí estaba llena de peregrinos. En cierto momento pensé que era inútil tratar de predicar algo para sólo dos personas, pero después me acordé que cuando celebré mi primera misa solo en Chiquinquirá, después de todos los festejos y agasajos de la ordenación sacerdotal (que fue en Bogotá), asistieron en gran total: dos personas. En ese entonces fue una misa con homilía para dos en español; ahora, misa para dos en inglés. Algo me querrá decir Dios…