Los ratos que he pasado cerca del lugar donde la Virgen cambió para siempre la vida de los pastorcitos, y la de Fátima, y la de millones de personas, esos ratos, digo, he visto desfilar ante mis ojos, con rostro y con toda su realidad, a mi familia, mis amigos, la Orden Dominicana en Colombia y en Irlanda, las Vírgenes Seglares, la Asociación Kejaritomene, el Movimiento Sanctus, el Seminario Menor “San Gabriel”, la lista de “Amigos en la Fe”, decenas de sacerdotes y religiosas, familias enteras de conocidos o de personas que han pedido oración…