Hermanos queridos,
Todavía tengo bien grabada en mi mente la sonrisa y la sorpresa que, ustedes en Bogotá y yo en Dublín, pudimos tener con nuestra teleconferencia. Verdaderamente fue una ocasión de mucha alegría y de mucho ánimo para mí porque al escuchar las voces y ver los rostros uno como que percibe con más fuerza la comunión espiritual que nos une. Considero que es una experiencia muy positiva que hemos de repetir pronto para bien de todos. Yo quisiera que fuera antes de Semana Santa.