No hace mucho alguien propuso la simpática idea de comparar los precios entre lugares muy distantes con un criterio distinto a dólares, euros o salarios mínimos, pues todas estas variables significan cosas distintas en contextos locales con diverso poder adquisitivo: no es igual tener 50 dólares en el centro de New York que en el centro de Asunción.
El criterio propuesto es tomar un bien típico, común y fácilmente replicable, y definir los precios en internos en función de ese artículo. Según esto, se puede hablar por ejemplo de cuántas hamburguesas Big Mac vale un mes de renta en el centro de Londres o en el centro de La Paz. Aunque la idea no es perfecta, digamos que da un vistazo distinto a lo que significa vivir y gastar en distintas partes del mundo.
Hasta ahí la parte “dulce”… Viene la amarga.
El ministro de finanzas francés, Herve Gaymard, acaba de renunciar, presionado por el escándalo que ha causado su uso de dineros públicos para pagarse una residencia de lujo en un sector exclusivo de París. ¿Precio de la renta mensual? 2800 Big Macs (cada uno convierta esta cantidad a su moneda y poder adquisitivo). Un robo sin necesidad y sin hambre: Gaymard ya posee cinco otras lujosas residencias. Son extraños los caminos del corazón humano…