La vía hacia la unidad
Si cada confesión cristiana se levanta con orgullo sobre sus puntos fuertes no habrá nunca unidad entre los seguidores de Jesucristo. El camino hacia la unidad es el camino hacia la humildad. Y la humildad brota de una doble conciencia: agradecimiento por lo que tenemos sin merecerlo y arrepentimiento por lo que hemos perdido.
Tiene sentido: seremos uno en Jesucristo. La idea no es unificarnos y luego llegar unidos donde él, sino saber que en él está la unidad, así como en él está la fuente viva de la gracia y el criterio de toda verdad.
Estas ideas, hermosas en su exposición inicial, tienen sin embargo consecuencias que imponen un largo trabajo a todos, una genuina conversión. No será lo más auténtico de cada uno lo que haya que abandonar sino aquello en que nos cada uno alcanza a reconocerse inauténtico, traidor, falso.
Yo personalmente no creo en el ecumenismo de mínimos cuya expresión típica sería: “Para centrarnos en Jesucristo, hablemos sólo de lo esencial, en lo que ciertamente estamos de acuerdo todos.” Esa perspectiva implica para el lado católico una renuncia tácita pero real a su propia convicción. Mucho hablar del señorío de Cristo pero no relacionarlo ni con la Eucaristía ni con el sacerdocio, por decir algo. Otros cristianos pueden sentir también que sus propios temas prioritarios son pospuestos o ignorados. Un obispo católico puede disertar muchas horas sobre liturgia, disciplina, sacramentos, cánones y otros temas (todos importantes) sin tocar el hecho de que su propia diócesis está agonizando por falta de un anuncio real y vital de Cristo como Señor de nuestra vida.
Así que no es saludable el ecumenismo “de mínimos.” Tampoco, como ya quedó dicho, el de “máximos,” en el que cada uno maximiza su propia opción. Lo que necesitamos, creo, es ser fieles a lo que considera cada quien como su “máximo,” su don propio, y entre tanto, en espíritu de oración y autoexamen, reconocer ante Cristo tantas cosas en las que no somos fieles. Atraídos por él, fascinados por él, enamorados de él, podemos encontrarnos luego en él para ser uno en él.