Una de las nociones esenciales al pensamiento científico es la de objetividad. Se supone que la ciencia moderna puede tomar la palabra y alzar la voz por encima de otras voces porque goza de neutralidad: su mensaje viene sólo del objeto conocido. Es el poder de la objetividad. Si alguien carece de esta cualidad, si alguien tiene que oír: “lo tuyo es muy subjetivo,” ya sabe que su postura no saldrá avante y que su discurso está perdido.