Todas las entradas del diario son breves por estos días. ¡Dios mío! Ya estoy diciendo que me iré de vacaciones a… ¡Dublín! El ritmo es intenso; todos somos conscientes de la brevedad del tiempo que me queda y hay muchas entrevistas y confesiones por hacer y recibir.
Quiero evocar de todo ello, sin embargo, ese encuentro tan hermoso que tuvimos con los frailes dominicos en Cali. El Colegio Lacordaire, a punto de reiniciar sus actividades académicas fue el lugar del saludo, y luego el almuerzo fraterno lleno de recuerdos y apuntes de nuestra vida religiosa y de la experiencia de Fr. Orlando Rueda en Francia.
¡Bendito sea Dios!