Día de viaje: Madrid a Roma. Hay un aire festivo en el ambiente. El aeropuerto de Fiumicino arde de calor pero también con multitud de turistas de todos los colores, voces y aspectos. Las maletas tardan casi una hora en aparecer en la cinta transportadora: se ve que están rebasados de trabajo.
Han salido a recibirme Rafael y Claudia, un matrimonio colombiano, que además llevan en brazos al retoño bellísimo de su amor, Juan Pablo. Así se llama este bebé, que de algún modo debe su ser a la bendición de nuestro Papa. El clima está ligeramente más fresco que en Madrid. Hemos compartido una cena romana llena de amor en Dios, porque es Él quien un día quiso hacernos amigos.