Lo que publicó CNN
DUBLIN, Irlanda — Irlanda se convirtió el lunes en el primer país en el mundo en prohibir los cigarrillos en todos sus sitios públicos, incluso en sus tabernas, para deleite de los no fumadores pero ante la consternación de muchos dueños de locales, preocupados por tener que implementar su cumplimiento.
Desde la medianoche del domingo, es ilegal fumar en prácticamente todos los lugares de trabajo, espacios públicos cerrados y en el transporte público, con multas de hasta 3.825 dólares para los transgresores.
La prohibición incluye también a los típicos bares irlandeses conocidos como “pubs”, hasta ahora refugio seguro de fumadores.
En Dublín, había acaloradas discusiones sobre los méritos de la medida, interrumpidas cuando los fumadores salían a fumar a la calle en medio del frío y la contaminación.
“Esta es la peor idea que haya tenido un gobierno irlandés”, expresó Gerry O’Connor, guardia de una prisión de 32 años que intentó ocultar el humo de su cigarrillo en el baño de un bar.
Para otros, como el tabernero John Golding, la prohibición es una “muy buena idea”.
Aunque se han impuesto prohibiciones similares en ciudades y estados de Estados Unidos, como California y Nueva York, Irlanda es el primer país en imponer una prohibición nacional.
Sheila Montgomery, una oficinista, recibió con agrado la nueva regla: “Dejé de ir a la taberna porque odiaba el hedor en mi ropa, pero esto lo cambia todo”.
La medida, en un país no precisamente conocido por su saludable estilo de vida, será observada de cerca por otros gobiernos europeos que consideren una legislación similar.
El ministro de Salud, Micheal Martin, conmemoró el histórico día con un desayuno libre de humo de cigarrillos en el Café Oriental de Bewley, un centro de la vida social de Dublín desde el siglo XIX.
La tasa de enfermedades cardiacas en Irlanda es la más alta de Europa, y Martin dijo que la medida era necesaria. “Tenemos que hacer algo adicional, avanzar más, para bajar esa tasa”.
El grupo antitabaquismo ASH dice que el hábito de fumar mata cada año seis veces más personas que los accidentes de tráfico, de trabajo, los asesinatos, suicidios y el sida combinados.
“A inicios de este año me referí a esta legislación como la “iniciativa de salud del siglo”, dijo el profesor Luke Clancy, presidente de AHS Irlanda. “No tengo dudas de que la investigación, con el tiempo, justificará esta declaración”.
Pero no todos estaban tan entusiasmados.
En el Bar Ned de Dublín, que en los últimos cincuenta años ha estado abriendo a las siete de la mañana para los obreros que salen del turno nocturno, el gerente David Coulahan dijo que temía por su trabajo si en el futuro cercano las cosas son iguales a la primera mañana de la prohibición.
“Normalmente a esta hora de la mañana tenemos mucho trabajo, incluso un lunes, pero la mayoría de nuestros fumadores no están”, dijo.
La Federación de Vinateros de Irlanda, que representa a cerca de los 6.000 taberneros de todo el país, le ha ordenado a sus miembros que cumplan con la ley, pero señaló que es injusto esperar que vigilen el cumplimiento de la prohibición.
Noruega prevé imponer una prohibición similar en junio y el comisario de Sanidad de la Unión Europea, David Byrne, que es irlandés, ha dicho que le gustaría ver el experimento reflejado a lo largo del bloque.
Mi experiencia (Fr. Nelson)
He tenido una experiencia pequeña pero ilustrativa de varias cosas. Primero, es lamentable el nivel de tabaquismo de los irlandeses. Es cosa que duele, sobre todo por la cantidad de jóvenes (más las mujeres que los hombres) que fuman de modo compulsivo.
Segundo, lo del hedor en la ropa es verdad. Un par de veces que he estado en pubs he comprobado que lo desagradable no es el uso del alcohol (porque mucha gente más bien está en el plano de hacer vida social y no de emborracharse); lo desagradable es el uso del cigarrillo. Es fastidioso quedar apestando a los cigarrillos que uno no fuma ni le interesa fumar.
Tercero, me permito dudar que la medida alcance su efectividad real. Hace meses hay una multa de 500 euros (sí: ¡500 euros!) para quien arroje colillas en la calle. Y, bueno, las colillas no escasean en las calles de Dublín… Eso me hace suponer que la medida extrema del gobierno irlandés, aunque sana y razonable, resultará demasiado onerosa para los comerciantes y podrá ser burlada. Ojalá me equivoque, para bien de esta amada Irlanda y sus visitantes, ¡y “salud” de mi ropa!