Aunque este invierno no se ha caracterizado propiamente por su crudeza, invierno es invierno, y si un poco de sol brillante y cielo azul pudieran despistar, basta salir a la calle y sentir el impacto de la brisa helada para recordar en qué parte del año nos encontramos.
Y hay una expresión muy común de saludo en esta parte del año: “It’s cold outside, isn’t it?” (Hace frío afuera, ¿no?). Lo he oído como exclamación al saludar en muchas personas, hombres y mujeres. Casi siempre va acompañado de una sonrisa leve y un instante en que las miradas se encuentran. Desde la primera vez que lo oí sentí que era más que un comentario climático.
Ese outside denota ese espacio inhóspito pero ya vencido, que queda clausurado y controlado más allá de la puerta del hogar que se abre. Ese “afuera-frío” produce por contraste el perfil del “adentro-cálido”.
Porque ese frío, que aisla y corta el aliento y marchita la palabra en los labios, ha sido vencido por este calor que invita al fogón, que atrae a la reunión, que invita a hablar.
¡Qué bello!