Una Iglesia Perseguida (5a. parte)

�Una Entrevista con Fr. Nelson Medina�

5. ¿Excluir o Hacer Irrelevante?

¿Hay acaso algún tema excluido de discusión en una sociedad como la sociedad occidental?

– Yo evité la palabra �discusión�, precisamente porque en nuestra sociedad todo se puede discutir y de todo se puede teorizar. No es la discusión lo que está prohibido sino la �existencia social� del producto de esa discusión. Es decir: toda discusión cabe pero luego el impacto de la discusión es �administrado�.

¿Un ejemplo, por favor?

– Imagine un salón de un club que reúne gente muy culta y muy inteligente. La reunión es animada y en pequeños grupos se habla de todo. Una pareja habla de si existen o no números perfectos impares; un trío, en otra esquina, discute sobre qué caballo tiene las mejores probabilidades de ganar en la carrera del siguiente domingo; otros, en torno a una mesita, charlan sobre la existencia de Dios; otros, finalmente, conversan sobre el alza en las cuotas que los socios deben pagar mensualmente. Para el futuro de ese club son muy diversos los efectos de las distintas discusiones. Que haya o no números perfectos impares, no importa mucho: no cambia el funcionamiento, el �rodamiento� del club; y lo mismo pasa con la existencia de Dios o con el caballo que gane el siguiente domingo. En cambio, el tema de las cuotas sí afecta. Los otros son temas de libre resultado; este último, no. Lo mismo sucede en nuestra sociedad: los temas tienen etiquetas implícitas; puedes discutir y opinar, pero la clave es: cuáles opiniones entran a existir socialmente y cuáles no.

¿Entonces habría que decir que nuestra sociedad ha escogido que Dios y los demás temas de los que Ud. habló antes sean temas sin existencia social?

– Exactamente.

¿Y quién tomó o toma esas decisiones sobre qué vive y qué no vive socialmente? ¿No es acaso la misma sociedad?

– Precisamente uno de los engaños del estilo liberal democrático es hacer creer que el poder anda repartido por porciones equitativas entre los ciudadanos. Eso ciertamente vale, incluso con bastante confiabilidad, para los actos electorales; pero la vida de una sociedad depende mucho más de lo que suceda antes y después de las elecciones o referendos que de lo que suceda en los actos electorales mismos.

¿En qué sentido?

– En el sentido de que la gente toma una decisión antes de ir a la urna. Es obvio que su decisión parte de un conocimiento y de unas respuestas emocionales. Pues bien, este conocimiento y estas emociones pueden ser manejadas en muy alto grado por quienes actualmente detentan el poder en sus diversas formas, que, como dijimos, se coadyuvan mutuamente. Los ejemplos a este respecto son numerosísimos. A medida que la sociedad se masifica, su capacidad de raciocinio y de crítica detallada decrecen, a veces de modo dramático. Las ideas pasan a segundo plano y todos quedamos más o menos en las manos o garras de lo que diga la propaganda, es decir: quedamos dependiendo de cómo se presenten las cosas.

¿Un ejemplo concreto?

– El aborto. Hay toda una labor de maquillaje, manipulación y venta del producto final. Maquillaje: no se llama �aborto�, sino �interrupción del embarazo�…

¿Y no es lo mismo?

– No, porque el término �aborto� mira al que no pudo nacer; la �interrupción del embarazo�, a quien decidió sobre la vida del otro. O mejor: decidió sobre su propia vida, negando a través del proceso, que el otro viva.

Entendido. ¿Y la manipulación?

– Se hace a través de los casos extremos, que son como los arietes para agrietar las certezas morales de las personas. Un caso extremo: mujer violada por una banda de asaltantes. ¿Qué debe hacer? ¿Debe quedar �condenada� a criar un hijo cuyo padre ni siquiera podría reconocer ella misma? Este modo altamente emocional y manipulador tiene un objetivo: hacer que la gente se ponga totalmente del lado de la mujer violada. Es algo que uno hace como por instinto. El truco está en que esto se logra con tanta fuerza que mucha gente olvida que el niño en el vientre de ella también existe. Nuestra emocionalidad ha quedado tan adherida a la pobre mujer que ya no nos quedan emociones en favor del bebé.

Y entonces la opinión pública empieza a pedir que se apruebe el aborto por lo menos en esos casos extremos…

– Así es. Y luego viene la otra manipulación: las estadísticas. Es bien sabido que incluso con estadísticas �limpias� tú puedes probar casi cualquier cosa. Pero es que además está el hecho de cómo se presentan los resultados. No es lo mismo decir: �el 90% de las universitarias entregan sus cuerpos a hombres con los que no se casarán�, a decir: �sólo un 10% de las mujeres espera a salir de la universidad para iniciar su vida sexual�. Y en ambos casos estás usando los mismo datos…

Impresionante. ¿Hay otras formas de manipulación?

– Ciertamente, pero creo que se confunden con lo que llamo la �venta del producto final�. Aquí entran los estereotipos: la cantante de moda, que ya lleva dos divorcios; la actriz que hizo un �topless� para un �prestigioso� magazín de circulación internacional, etc. Todo esto crea un clima de aceptación de un determinado comportamiento.

¿Quién está finalmente detrás de todo eso?

– Si Ud. busca una persona, una especie de �Anticristo� que ande moviendo los hilos de todo este andamiaje, yo creo que no lo va a encontrar; por lo menos, no como un ser visible de carne y hueso. Simplemente sucede que este modelo de sociedad genera beneficios múltiples para muchas personas que resultan hermanadas más por sus intereses comunes que por otras cosas. Se trata de redes inmensas y complejas en las que se entrecruzan amistades, camaradería, ganancias compartidas, y también algo de filosofía �humanista�, es decir: ateísmo, deísmo y masonería. Hay gente que especula mucho sobre sociedades secretas en las que estarían los Rockefeller, los Ford, y los máximos jefes de las finanzas judías. Puede haber algo o mucho de cierto en esto. Yo sin embargo no creo que sea de máximo provecho entrar a hurgar el tema, por la sencilla razón de que el modelo liberal, democrático y capitalista no está atado exacta y completamente a esas personas, llámense como se llamen. Si ellas desaparecieran aparecerían otras.

(continúa…)