Vivo en Dublín, capital de Irlanda “del Sur” – aunque esa terminología no se aplica porque lo que había es “Irlanda”, sino que la parte Norte de Irlanda fue invadida por escoceses y ello produjo a la larga una Irlanda “del Norte”.
Esta Irlanda, entonces, no pertenece al Reino Unido, pues la que es del Reino Unido es Irlanda del Norte (con capital Belfast). Es también esa otra Irlanda la que tiene mayores conflictos civiles y religiosos porque allí está más activo el Ejército Republicano Irlandés, que en inglés se abrevia IRA.
Dublín, en cambio, es una ciudad tranquila, con un centro histórico que no es muy viejo (apenas de hace unos doscientos años) pero que tiene restos de épocas pasadas. En otras partes del país, en cambio hay restos de civilizaciones que se remontan a las épocas de los celtas, los vikingos, los normandos…
Y en el mismo Dublín hay piezas antiquísimas, como el famoso Libro de Kells, un manuscrito con miniaturas preciosamente dibujadas por los monjes del siglo X.
El ambiente, pues, es cosmopolita. La gente lee muchísimo, por lo visto. Hay librerías al lado de librerías. Aunque no necesariamente los intereses son siempre los más altos: los estantes de “ficción” son kilométricos y es un hecho que esta ciudad tiene gusto por el estilo policial. ¡Hasta ahí una librería que se llama “Tinta Asesina” (Murder Ink)!
En cuanto a la religión, lo que he entendido es que la mayoría es católica (más del 90%) pero hay varios factores a tener en cuenta. Primero, que las invasiones de protestantes, sobre todo presbiterianos escoceses, dejaron una clara huella anglicana, sobre todo en lo que tiene que ver con los edificios religiosos. Las iglesias más bonitas de Dublín pertenece a los anglicanos (la “St. Patrick’s Cathedral”) y los de la “Iglesia de Irlanda” (nacidos del anglicanismo: la “Christ Church Cathedral”).