Desde que salí de Colombia no había celebrado la Santa Misa en español. Mas las cosas se dieron para que ayer martes pudiera concelebrar en mi lengua materna. Anda por estas tierras, en tiempo sabático, un querido amigo jesuita, Jorge Serrano, hombre abierto y alegre, comprometido como el que más en la causa de los pobres.
Este hombre, se encontró por aquí con algún chileno y surgió la idea de una Misa en español. Y la idea se fue regando por algunos hispanohablantes, hasta concretarse en una celebración semanal, precisamente los martes por la noche, a las 7.
Bueno, hoy he estado ahí. Éramos pocos, como ha sido de hecho la norma en esa Misa. Todo muy vivencial, muy compartido. Muy intenso en medio de la cordialidad y la naturalidad. Bendito Dios. No sé qué salga de ahí, pero indudablemente, me gustó.