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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Sábado, Enero 19 de 2019[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Tiempo Ordinario, Año Impar,
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Lectura: |
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1a. |
Acerquémonos con seguridad al trono de la gracia (Hebreos 4,12-16) |
Salmo |
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. (Salmo 18) |
Evangelio |
No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores (Marcos 2,13-17) |
Núm. |
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2003/01/18 |
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2003/01/18 |
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2013/01/19 |
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2021/01/16 |
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2023/01/14 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1. La Palabra Penetrante1.1 El elogio de la Palabra Divina, que todo lo desnuda, es una invitación a vivir y caminar en la verdad. Ya Pablo nos había llamado "hijos de la luz e hijos del día" (1 Tes 5,5), y en otro lugar había explicitado su pensamiento un poco más: porque antes erais tinieblas, pero ahora sois luz en el Señor; andad como hijos de luz, porque el fruto de la luz consiste en toda bondad, justicia y verdad, examinando qué es lo que agrada al Señor" (Ef 5,8-10). 1.2 Con todo, hay que saber que no son nuestras opciones las que dan poder a la Palabra, pues "toda criatura es transparente para Dios" (Heb 4,13). Ella se abre camino; es soberana, majestuosa, poderosa. Conquista terreno, o mejor: reclama lo que le pertenece, ya que Ella "sostiene todas las cosas" (Heb 1,3). Su autoridad proviene de su condición de autora. Somos su escritura en el universo; somos su obra; viene pues a nosotros con una fuerza que no puede compararse con nada de nuestro mundo interior o de aquello que conocemos en el universo. 2. Un cielo distinto2.1 Por otra parte, el texto de la Carta a los Hebreos en el día de hoy es capaz de cambiarnos el cielo. Antes, cielo significaba sólo perfección, y como sentíamos que no podíamos alcanzar esa perfección, el cielo era inalcanzable, y el Dios del cielo nos infundía tal temor que de seguro hubiéramos tenido que repetir con los israelitas en el desierto: "que no hable Dios con nosotros, no sea que muramos" (Éx 20,19). El solo conocimiento de la santidad de Dios se convierte en solo conocimiento del pecado nuestro. Un conocimiento así engendra distancia, temor, casi desesperanza. 2.2 Mas ahora resulta que nuestro Sumo Sacerdote, Jesucristo, es eminente y ha atravesado los cielos, pero a la vez es compasivo porque ha sido probado en todo como nosotros. El que nos abre camino hacia el cielo es el que se abrió camino desde el cielo. Por humildad y a impulsos de amor vino a nosotros; con piedad y a fuerza del mismo amor quiere llevarnos hacia él. 3. Se levantó y lo siguió3.1 ¡Cuánta fuerza tienen las palabras de Cristo! ¡Cuánto puede la Palabra cuando nos habla! Desde que llegó esa voz, desde que resonó la voz del Señor ya no fue igual la vida de Mateo. Con ese "¡sígueme!" Jesús abrió el capítulo nuevo y decisivo en la vida de aquel hombre. Y puede hacer otro tanto en nosotros. 3.2 "¡Sígueme!" significa muchas cosas. El seguimiento implica confianza, obediencia, paciencia, humildad, virtudes todas que no abundaban en un hombre acostumbrado al lucro próximo y contante de sus recaudos. De esto entendemos que no le habló Cristo solamente con voz exterior, sino que una voz interior hizo que la palabra de Cristo fascinara a Mateo. Invitándole a seguirlo le daba la gracia de seguirlo; llamándole le hacía capaz, a la vez. A esa voz o impulso interior aludió el Señor cuando dijo en otro lugar: "nadie puede venir a mí, si mi Padre no le trae" (Jn 6,44). 3.3 "¡Sígueme!" es una palabra pronunciada una vez pero llamada a ser vivida muchas veces. Cuando el guía de un grupo de visitantes les dice al comienzo del tour: "síganme", entiende que esa palabra se repite, ya sin palabras, cada vez que el grupo entra o sale de algún recinto o de un jardín o campo. "¡Sígueme!" no es entonces una palabra: es un programa para la vida. Es el programa propio de los verdaderos discípulos de Jesús. |
-Fr. Nelson Medina, OP
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