Invito a NO asistir a nada de Anselm Grun

Razones muy serias me llevan a responder en público a las consultas que he recibido de varios de nuestros lectores. La respuesta tiene que ser concreta y sencilla, y lo es: NO asistan a las conferencias o reuniones del monje Anselm Grün, a pesar de que aparece recomendado por varias instituciones católicas serias. NO compren la literatura que propaga este benedictino. La enseñanza de este popular religioso alemán no es claramente católica en lo que atañe a la moral, ni parece serlo en lo dogmático. Su tendencia es la del gnosticismo psicoanalista.

No tengo nada personal contra él pero me duele que mucha gente crea que su pensamiento de la “mente amplia” es concorde con el Evangelio, porque no lo es.

Oremos unos por otros. Siempre. Pidamos conversión unos por otros. Siempre. Permanezcamos firmes en la fe íntegra de la Iglesia. Siempre.

Reasonable but not functional?

How does one convince a depressed person that “everything is all right” when her life really does suck? How does one convince an obsessive-compulsive patient to stop religiously washing his hands when the truth of what gets left behind after “normal” washing should be enough to make any sane person cringe? These problems put therapists in the curious position of teaching patients to develop irrational patterns of thinking—patterns that help them view the world as a rosier place than it really is. Counterintuitive as it sounds, it’s justified because what defines a mental disorder is not unreasonable or illogical thought, but abnormal behaviour that causes significant distress and impairs normal functioning in society. Treatment is about restoring a person to that level of normal functioning and satisfaction, even if it means building cognitions that aren’t precisely “rational” or “realistic.”

Publicado via email a partir de Palabras de camino

Una estrategia exitosa en contra de la burla

Hace unas semanas, Katie Goldman, estudiante de 7 años de Illinois (Estados Unidos), convirtió su caso de hostigamiento escolar en un fenómeno en Internet, cuando su mamá, Carrie Goldman, encontró una ingeniosa forma de solucionar la situación. 

Todo empezó cuando Katie no quiso llevar más a la escuela su termo de Star Wars,  saga de películas de la cual es fanática, intimidada por las burlas de sus compañeros.

Carrie, que es escritora, elaboró un artículo sobre el tema en el que pidió a las lectoras que fueran seguidoras de la saga, enviarle un mensaje de apoyo a su hija. Más de 3.000 respuestas de todo el mundo le dieron la razón a Katie.

Este caso, que puso a prueba la autoconfianza de la niña, dejó claro el papel fundamental de los papás en la formación de una autoestima positiva, a través de los buenos ejemplos. 

Para Claudia Jiménez Chacón, psicóloga de la Asociación Afecto, “en estos casos los papás no deben desesperarse o asumir una actitud de prevención, ni tomar partido. Lo primero es escuchar abiertamente, evitar las preguntas sesgadas (por ejemplo, no preguntar ‘¿Y te pegó?’ sino ‘¿Dónde estabas?’ o ‘¿Qué te dijeron?’) y, sobre todo, creerle y darle importancia”.

Agrega que aunque los padres se sientan dolidos con la situación es importante que el mensaje no sea ponerse al nivel del agresor ni agredir físicamente al acosador, sino manejar la situación a través del diálogo para que ganen las dos partes pues, por lo general, los niños agresores también tienen problemas.

Publicado via email a partir de Palabras de camino