Nuevo análisis sobre vacunas contra COVID-19

Fray, ¿cuál es su posición en este momento con respecto al proceso de imposición de l vacuna en el mundo? –Varios-

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Una pregunta hago yo a quien me pregunta: ¿cómo visualizas tú el poder detener la pandemia?

Si volvemos a los orígenes de esta pandemia encontramos: alta velocidad de contagio; numerosos casos de hospitalización; UCIs incapaces de atender al número de pacientes graves; y luego, importante número de muertos. Frente a esas realidades, ¿qué hacer? ¿Que se amontonen los cadáveres mientras se vuelve una enfermedad endémica?

El inicio de la pandemia condujo al desarrollo de la pandemia. El desarrollo de la pandemia condujo al colapso del sistema de salud. El colapso del sistema de salud y el crecimiento en el número de fallecidos llevó a buscar una manera de reducir las hospitalizaciones y las muertes. Así se llegó a las actuales vacunas. Las cifras actuales muestra que las hospitalizaciones son cerca de diez veces más numerosas entre los no-vacunados que entre los vacunados. Los fallecimientos son de 6 a 10 veces mayores entre no-vacunados que entre los vacunados. Estas cifras son consistentes en muchos países.

Las vacunas actuales no son perfectas, ni desde el punto de vista ético ni desde el punto de vista de su eficacia. Seguramente habrá mejores alternativas, en los dos sentidos, en algún tiempo. Mientras tanto, ¿qué? Mejorar el sistema inmunológico de las personas suena muy razonable pero las mismas preguntas que hacemos al camino de las vacunas habría que hacerlo frente a ese camino: ¿Cuántos muertos cuesta? ¿Qué tan realizable es (dado que en muchos países la posibilidad de mejorar la alimentación es utópica)? ¿Qué eficacia real tendría especialmente en las personas más vulnerables?

Miremos el tema del distanciamiento social. ¿Qué tan realizable es en estadios, grandes almacenes, cines, lugares de entretenimiento, iglesias? ¿Mandamos a la quiebra a la mayoría de esos lugares? ¿Y qué hacemos con las reuniones familiares y de amigos? ¿Siguen prohibidas, o por el contrario mandamos policías (que ya son escasos) a que vigilan, interrumpan y arresten a los infractores? ¿Es real algo así? por supuesto, no todo el mundo ve estas dificultades. los que tienen poco relacionamiento social o tienen un trabajo que puede hacerse a distancia no opinarán lo mismo que la personas que deriva su sustento como vendedor ambulante, taxista o en otro oficio que depende de la amplia y constante circulación de personas.

Es lamentable el hecho de los efectos secundarios que se han producido en un porcentaje de los vacunados. Lo primero para discernir esa información es preguntar por ese porcentaje. Cuando uno oye de 20 mil casos GRAVES eso parece muchísimo; hagamos el ejercicio de los porcentajes. En 20 millones de personas, 20 mil casos es el 0,1 %. En 40 millones de personas, es el 0.05 %. Compárese esa cifra con los efectos secundarios de muchos otros medicamentos. Y sobre todo, compárese con los efectos secundarios de tantas personas que han quedado con consecuencias notables después de haber padecido COVID sin vacunarse. Entre mis conocidos, que no son pocos, no cuento ningún efecto grave entre los vacunados mientras que tengo tres casos serios de consecuencias a largo plazo entre no-vacunados.

Frente a todo esto uno tiene que preguntarse: ¿qué es lo responsable? ¿Sería responsable dejar que un porcentaje inmenso de la población no se vacunara con lo que hemos dicho antes de hospitalizaciones, muertes y consecuencias entre aquellos que superan “naturalmente” la enfermedad?

Cinco viejas advertencias sobre las nuevas tecnologías

“Hace casi 25 años, a finales de los años 90 del pasado siglo, el discípulo aventajado de Marshall Macluhan, Neil Postman, puso sobre la mesa cinco advertencias al respecto del cambio tecnológico digital que comenzaba entonces su desarrollo y que hoy impera sobre nosotros. Postman lo hizo en el curso de una charla que dictó en un Congreso Internacional sobre Nuevas Tecnologías y Persona Humana, celebrado en Denver en 1998, pero no pudo comprobar si sus premoniciones eran acertadas, pues murió en los albores de este siglo, en el año 2003. Y si bien creo que no estuvo desacertado, probablemente se quedó corto…”

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Sobre la responsabilidad moral al ponerse vacunas contra COVID

Muchas reflexiones de usted, me parecen geniales. Por ello me ha sorprendido mucho su equivocacion tan grande en agarrar la línea provacuna, como si la “participación remotisima” (según su criterio) no fuera digna de analizarse… –S.M..

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Sí, por supuesto, se ha analizado. Es lo que contiene el documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En una su parte central dice:

Sobre esta cuestión ya hay un importante pronunciamiento de la Pontificia Academia para la Vida, titulado “Reflexiones morales acerca de las vacunas preparadas a partir de células procedentes de fetos humanos abortados” (5 junio 2005). Además, esta Congregación se expresó al respecto con la Instrucción Dignitas Personae (8 de septiembre de 2008) (cf. nn. 34 y 35). En 2017, la Pontificia Academia para la Vida volvió a tratar el tema con una Nota. Estos documentos ya ofrecen algunos criterios generales dirimentes.

Dado que están ya disponibles, para su distribución y administración en diversos países, las primeras vacunas contra la Covid-19, esta Congregación desea ofrecer algunas indicaciones que clarifiquen este tema. No se pretende juzgar la seguridad y eficacia de estas vacunas, aun siendo éticamente relevante y necesario, porque su evaluación es competencia de los investigadores biomédicos y las agencias para los medicamentos, sino únicamente reflexionar sobre el aspecto moral del uso de aquellas vacunas contra la Covid-19 que se han desarrollado con líneas celulares procedentes de tejidos obtenidos de dos fetos abortados no espontáneamente.

1. Como se afirma en la Instrucción Dignitas Personae, en los casos en los que se utilicen células de fetos abortados para crear líneas celulares para su uso en la investigación científica, “existen diferentes grados de responsabilidad”[1] en la cooperación al mal. Por ejemplo, “en las empresas que utilizan líneas celulares de origen ilícito no es idéntica la responsabilidad de quienes deciden la orientación de la producción y la de aquellos que no tienen poder de decisión”.[2]

2. En este sentido, cuando no estén disponibles vacunas Covid-19 éticamente irreprochables (por ejemplo, en países en los que no se ponen a disposición de médicos y pacientes vacunas sin problemas éticos o en los que su distribución es más difícil debido a las condiciones especiales de almacenamiento y transporte, o cuando se distribuyen varios tipos de vacunas en el mismo país pero, por parte de las autoridades sanitarias, no se permite a los ciudadanos elegir la vacuna que se va a inocular) es moralmente aceptable utilizar las vacunas contra la Covid-19 que han utilizado líneas celulares de fetos abortados en su proceso de investigación y producción.

3. La razón fundamental para considerar moralmente lícito el uso de estas vacunas es que el tipo de cooperación al mal (cooperación material pasiva) del aborto provocado del que proceden estas mismas líneas celulares, por parte quienes utilizan las vacunas resultantes, es remota. El deber moral de evitar esa cooperación material pasiva no es vinculante si existe un peligro grave, como la propagación, por lo demás incontenible, de un agente patógeno grave:[3] en este caso, la propagación pandémica del virus SARS-CoV-2 que causa la Covid-19. Por consiguiente, debe considerarse que, en este caso, pueden utilizarse todas las vacunas reconocidas como clínicamente seguras y eficaces con conciencia cierta que el recurso a tales vacunas no significa una cooperación formal con el aborto del que se obtuvieron las células con las que las vacunas han sido producidas. Sin embargo, se debe subrayar que el uso moralmente lícito de este tipo de vacunas, debido a las condiciones especiales que lo posibilitan, no puede constituir en sí mismo una legitimación, ni siquiera indirecta, de la práctica del aborto, y presupone la oposición a esta práctica por parte de quienes recurren a estas vacunas.

4. De hecho, el uso lícito de esas vacunas no implica ni debe implicar en modo alguno la aprobación moral del uso de líneas celulares procedentes de fetos abortados.[4] Por lo tanto, se pide tanto a las empresas farmacéuticas como a los organismos sanitarios gubernamentales, que produzcan, aprueben, distribuyan y ofrezcan vacunas éticamente aceptables que no creen problemas de conciencia, ni al personal sanitario ni a los propios vacunados.

5. Al mismo tiempo, es evidente para la razón práctica que la vacunación no es, por regla general, una obligación moral y que, por lo tanto, la vacunación debe ser voluntaria. En cualquier caso, desde un punto de vista ético, la moralidad de la vacunación depende no sólo del deber de proteger la propia salud, sino también del deber de perseguir el bien común.Bien que, a falta de otros medios para detener o incluso prevenir la epidemia, puede hacer recomendable la vacunación, especialmente para proteger a los más débiles y más expuestos. Sin embargo, quienes, por razones de conciencia, rechazan las vacunas producidas a partir de líneas celulares procedentes de fetos abortados, deben tomar las medidas, con otros medios profilácticos y con un comportamiento adecuado, para evitar que se conviertan en vehículos de transmisión del agente infeccioso. En particular, deben evitar cualquier riesgo para la salud de quienes no pueden ser vacunados por razones médicas o de otro tipo y que son los más vulnerables.

6. Por último, existe también un imperativo moral para la industria farmacéutica, los gobiernos y las organizaciones internacionales, garantizar que las vacunas, eficaces y seguras desde el punto de vista sanitario, y éticamente aceptables, sean también accesibles a los países más pobres y sin un coste excesivo para ellos. La falta de acceso a las vacunas se convertiría, de algún modo, en otra forma de discriminación e injusticia que condenaría a los países pobres a seguir viviendo en la indigencia sanitaria, económica y social.[5]

[1] Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Dignitas Personae (8 diciembre 2008), n. 35; AAS (100), 884.

[2] Ibid, 885.

[3] Cfr. Pontificia Academia para la Vida, “Moral reflections on vaccines prepared from cells derived from aborted human foetuses”, 5 junio 2005.

[4] Congregación para la Doctrina de la Fe, Instruc. Dignitas Personae, n. 35: “Cuando el delito está respaldado por las leyes que regulan el sistema sanitario y científico, es necesario distanciarse de los aspectos inicuos de esos sistemas, a fin de no dar la impresión de una cierta tolerancia o aceptación tácita de acciones gravemente injustas. De lo contrario, se contribuiría a aumentar la indiferencia, o incluso la complacencia con que estas acciones se ven en algunos sectores médicos y políticos”.

[5] Cfr. Francisco, Discurso a los miembros de la Fundación “Banco Farmacéutico”, 19 septiembre 2020.

Antiguas y Nuevas Esclavitudes

“A los ojos de Dios, cada ser humano, sea nin?a, nin?o, mujer o hombre, es una persona libre, y esta? destinado a existir para el bien de todos en igualdad y fraternidad. Las formas modernas de esclavitud, tales como la trata de personas, el trabajo forzado, la prostitucio?n, el tra?fico de o?rganos, y toda relacio?n que no respete la conviccio?n fundamental de que todas las personas son iguales y tienen la misma libertad y la misma dignidad, constituye un delito grave de lesa humanidad…”

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El Bien Común y la Política

“Cuanto más sometido a Dios está el hombre, más libre es. Incluso podemos decir que el único modo que tiene el hombre de conquistar su libertad es el de obedecer a Dios. Dios es nuestro creador, es Él quien en todo momento nos mantiene en la existencia como seres libres. Él es el origen de nuestra libertad y, cuanto más dependemos de Dios, más brota esta libertad. Depender de un ser humano puede ser una limitación, pero no lo es depender de Dios, pues en Él no hay límites: es infinito. La única cosa que Dios nos «prohíbe» es lo que nos impide ser libres, lo que impide nuestra realización como personas capaces de amar y de ser amadas libremente y de encontrar nuestra felicidad en el amor. El único límite que Dios nos impone es nuestra condición de criaturas: no podemos, sin ser desgraciados, hacer de nuestra vida otra cosa distinta de aquello para la que hemos sido creados: recibir y dar amor…”

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¿Qué es la geopolítica y por qué es importante para nosotros?

“Es el estudio de los factores geográficos que intervienen en las relaciones de poder entre las naciones y pueblos del mundo. Podríamos hablar de la Geopolítica como de una suerte de saber estratégico enfocado hacia la dominación. Dominación, he de decir, no sólo militar, sino también política. Esta sería una aproximación sucinta, pero espero poder ir matizando más a medida que avance la entrevista…”

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Por qué hay que volver YA al Bien Común

Hay dos modos sencillos de reventar una sociedad y hacer desaparecer toda posibilidad de convivencia:

(1) Exaltar unos derechos omitiendo sistemáticamente otros.

(2) Privilegiar a unas personas y relegar sistemáticamente a otras.

Dos ejemplos de exaltación unilateral de derechos:

(1) Me importa tanto proteger “mi” propiedad privada que no me interesa quién se muera de hambre.

(2) Es tan importante el derecho a la protesta que no interesa cuánto se afecte el derecho de otros a su trabajo o su movilización.

Dos ejemplos de privilegios:

(1) Hay una brecha entre ricos y pobres. Y sucede que sólo los hijos de los ricos tienen las mejores oportunidades, con lo que la brecha sigue.

(2) Los miembros del partido comunista tienen plenos derechos ciudadanos, y los que no lo sean carecen de ellos.

La búsqueda consecuente del BIEN COMÚN, enseñanza predicada con perseverancia por la Iglesia, intenta apartarnos de esas visiones unilaterales, precisamente para ayudar a construir sociedad en condiciones de paz y convivencia humana para todos.

Sobre El Juego del Calamar

“Ante la popularidad de la serie televisiva El Juego del Calamar, también conocida como Ojingeo Geim o Squid Game y difundida por la cadena de streaming Netflix, el sacerdote dominico Nelson Medina advierte: “No es simple entretenimiento”…”

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Nuestra época solo usa la razón para el cálculo, todo lo demás se deja a la emoción

“En este momento, el nihilismo es lo más extendido en el mundo. No debemos presentar el nihilismo como el de la Rusia del siglo XIX, como el rebelde Bazarov en Padres e hijos de Turguénev, y a los nihilistas como personajes barbudos y enmascarados con una gran bomba en las manos. Hoy domina un nihilismo suave, no violento, que consiste en reducir el mundo a la experiencia inmediata que tenemos de él en el momento…”

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El testamento del Cardenal Urosa

“Al día siguiente de su ingreso, el cardenal escribió un mensaje que puede considerase ya como su testamento a los venezolanos. «Ante la eventualidad de tener que pasar a terapia intensiva por un agravamiento de mi situación», dijo el purpurado, «quiero hacer una breve declaración de amor a Dios y amor a la Iglesia, y de amor al pueblo de Venezuela»…”

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Prueba de fuego para nuestras comunidades

Una frase famosa, y muy sabia, que se atribuye a diversos autores es esta: “En lo esencial unidad, en lo dudoso libertad, en todo caridad.”

Esa frase es importante por dos razones: (1) Nos muestra que hay cosas ESENCIALES, que no son negociables. Nuestra fe en Dios, como lo enseña la Biblia y como lo ha predicado siempre la Iglesia entra en ese campo. (2) Pero también nos muestra que NO TODO es “esencial” y que pretender que haya unanimidad hasta el último detalle termina siendo opresivo y contrario al Evangelio.

En temas de política, de interpretación de hechos históricos, o actualmente en temas de vacunación, muchos quieren volver todo “esencial” y obligar a todos a que piensen de una sola manera. No es buen camino y termina dejando divisiones y heridas. Parece más sabio reconocer que estamos ante hechos muy complejos en los que caben distintas posturas en nosotros como simples ciudadanos. Podemos exponer nuestros puntos de vista, y argumentarlos serenamente, pero pretender imponernos cosas unos a otros no ayuda ni a la sociedad ni a la Iglesia.

Se requiere, pues, serenidad, sensatez, prudencia y caridad. nuestras comunidades y grupos no tiene por qué pagar el precio de posturas inflexibles. estamos llamados a mejores cosas.

Más allá de nuestras diferencias

Hay que reconocer que una de las cargas que ha traído la pandemia es la dificultades que todos encontramos para comunicarnos que piensan distinto de nosotros en temas sensibles, como es lo de las vacunas contra COVID-19.

La mayor parte de la gente cree que el gran desafío es CONVENCER al otro (de que se vacune o de que no se vacune); en este momento yo diría que el desafío es diferente: está en el respetar las otras posturas sin necesariamente ceder en las propias convicciones. Sabiendo a la vez guardar la caridad y estar atentos a servir en lo que podemos servir.

Por supuesto, esto significa que en muchos lugares y en más de una ocasión habrá que tomar posiciones de este estilo: “Tú tienes tu convicción y yo tengo la mía; veo que en esto no logramos entendernos y no nos ayuda seguir discutiendo; así que vamos a respetarnos.” Eso, dicho de una manera serena y respetuosa puede ayudar a reconstruir tejido familiar y social.

En el fondo, es lo mismo que sucede también en otros temas, por ejemplo, de política, o en algunos lugares, con temas de deporte. Es bueno conservar la serenidad, entender que no se gana mucho cuando uno se obstina en ganar discusiones, y que el testimonio que hemos de dar va más por la capacidad de acogida, servicio y apoyo.