Invitación a la Contemplación, 3 de 9: Moisés

Personajes bíblicos del Antiguo Testamento

  • Moisés
  • David
  • Baruc


Moisés:

  • Libre
    • Mientras haya idolatrías no puede haber libertad para poder despegar en la vida de Contemplación. Todos los grandes especialistas en estos temas siempre describen el comienzo en la vida espiritual como una especie de liberación: se trata de soltar todo aquello que nos mantiene atados. En las tres etapas clásicas de la vida espiritual la primera es la vía purgativa en la que uno se purifica, suelta y desata.
    • En la Teología de la Liberación (TdL) se ha presentado a Moisés como una especie de luchador por los derechos humanos. Hay que desterrar esta idea, por insuficiente e incongruente con una lectura comprensiva del dato bíblico.
    • Moisés es libre de su pasado cómodo. Su vida pasada fue de cortesano y de hombre rico. Moisés no fue atrapado o seducido por este tipo de vida. A pesar de su vida, tiene ojos para el que sufre. Hemos de aprender a estar desapegados de nuestros lujos o vida cómoda.
    • Moisés cambia radicalmente de vida. Siendo pastor, con sus rebaños y su familia, es suficientemente libre como para salir de Egipto, así como es libre para volver al Faraón cargando únicamente el cayado que le sirve de ayuda para caminar. Vemos así que también es libre de su estabilidad. Es un hombre disponible, que se deja cambiar la ruta. Un hombre que se deja moldear y cambiar de dirección. Conviene aplicar esta disponibilidad propia de Moisés a nuestras vidas consagradas. También se pide de nosotros que vivamos de esa manera nuestro voto de obediencia.
    • La actitud de Moisés es humilde y de temor a Dios. Por ello, podríamos decir que al no ser codicioso, él es no está atrapado por un futuro específico y condiciado. Moisés está libre de su futuro también.
    • Por estar libre del pasado (y de la cadena de la comodidad-estabilidad) y libre del futuro (y de la cadena de la codicia), Moisés pone todo su presente en manos de Dios.
    • El que no vive en el pasado ni en el futuro, puede vivir en el hoy de Dios. Aprender a vivir en el hoy (en el pan nuestro de cada día) es lo propio del Contemplativo.
  • Propósito del Éxodo
    • La TdL en su libro más clásico, Teología de la Liberación, 1971, de Gustavo Gutiérrez, viene a decir que el Éxodo del Pueblo de Israel fue un acto de compasión de Dios hacia su Pueblo que está sufriendo.  Aprovecha para comparar esa situación con la que tiene América Latina en la que Dios igualmente se compadece del pobre que sufre.  Gutiérrez llama a una liberación del pueblo oprimido.  Sin embargo, hay que dejar claro que el tema fundamental del Éxodo no es una liberación de la opresión socio-económica.
    • El principal problema de Pueblo Hebreo no era una opresión económica, según la historia y según la Biblia. El Pueblo quería un tiempo para celebrar a su Dios. El Faraón no accede su petición y les reduce sus beneficios y les complica sus vidas.
    • El problema principal del Pueblo Hebreo es que se han olvidado de Dios y de sus promesas. Como Dios ya no ocupa un lugar en sus vidas, por ello Dios quiere que se le haga “fiesta,” que implica un memorial y una renovación de la fe y de la conciencia de las promesas. Es necesario que el Pueblo salga del Faraón para que recuerde quién es el verdadero Dios. El Éxodo es un ejercicio de memoria. El Pueblo Hebreo había sido introducido hábilmente en el círculo del Producir-Consumir-Entretenerse.
    • Moisés propone hacer un retiro espiritual. Una semana no destruirá la economía egipcia. El problema es religioso. El Faraón se cree un dios y no quiere perder sus prerrogativas divinas. El Faraón le tiene miedo a los Contemplativos porque éstos no están en la rueda Producir-Consumir-Entretenerse.
    • El mundo quiere meternos a todos en este engranaje: Producir-Consumir-Entretenerse para evitar que contemplemos y nos extasiesemos ante el Dios vivo, y luego obremos en consecuencia.
  • Perfil ¿Quién es Moisés? Las dos mejores descripciones de Moisés se encuentran en el Pentateuco:
    • Humilde: Moisés era un hombre muy humilde, más que hombre alguno sobre la haz de la tierra. (Núm 12, 3)
      . Gracias a su gran humildad pasaba por debajo del radar del demonio. No hay posibilidad de ser contemplativo sin ser humilde.
    • Sufriente Pero, por culpa vuestra, Yahveh se irritó contra mí y no me escuchó; antes bien me dijo: «¡Basta ya! No sigas hablándome de esto. Sube a la cumbre del Pisgá, alza tus ojos al occidente, al norte, al mediodía y al oriente; y contempla con tu ojos, porque no pasarás ese Jordán. (Deut 3, 26-27). El sufrimiento (la poda espiritual) es requisito para hacer contemplación para poder llegar a la verdadera libertad interior sin penitencia y persecución. Hay que evitar caer bien a todo el mundo porque decía Jesús que en el mundo tendréis luchas (Jn 16). Sin descalificaciones, insultos, rechazos no se va por el buen camino, pues ancho es el camino que lleva a la perdición , decía Jesús.
  • Centro
    • Su centro es Dios. Moisés es un contemplativo. La frase que resume su corazón es “Déjame ver tu rostro”. Moisés tiene el mismo lenguaje que tienen los místicos y se lee en el Cantar de los Cantares.
    • Lo tuvo todo y se vuelve un mendigo ante Dios. Un Contemplativo es un Mendigo que se acerca consciente de su infinita necesidad.

Los duros castigos de la Ley de Moisés

Padre, que la paz del Señor esté siempre contigo. Padre, en el presente quiero que me ayudes con algo que preguntó un amigo, es acerca de la cita bíblica Números 15, 32-36, la inquietud es por el versículo que habla de que Yahveh mandó a apedrear a un hombre. Muchas gracias en lo que me puedas ayudar Padre, que Dios te bendiga. – VRMC

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Los castigos durísimos, incluso letales, prescritos en la Ley de Moisés, de los cuales hay muchos ejemplos en la Biblia, chocan frontalmente con nuestra sensibilidad actual, educada desde la infancia en los derechos humanos. Dos consideraciones es preciso hacer:

1. El mundo bíblico es culturalmente muy distante de nosotros, fundamentalmente por la falta de reconocimiento permanente de autoridades centrales estables y de códigos éticos vinculantes. podemos imaginar los tiempos bíblicos al estilo del ambiente que se vive hoy en una pandilla o “mara.” La autoridad, en esos casos, no proviene de muchas razones sino de la aplicación directa de la fuerza. No se puede tomar a un grupo de pandilleros, que vienen de un mundo de pandilleros y sin violentar sus voluntades masivamente transformarlos en un instante en gente capaz de deliberar y decidir. Así que tienes dos posibilidades : o haces demostraciones claras de fuerza para imponer el orden, o renuncias a entrar a ese medio, y dejas que se destruyan mutuamente. Dios prefirió entrar a ese medio por medio de una legislación durísima que pudiera empezar a educar a esas mentes endurecidas por la crueldad en las coordenadas básicas sobre qué es lo bueno y qué es lo malo. Cualquier persona que haya tenido cerca un barrio realmente peligroso o que haya visto cómo actúan las pandillas de mafiosos sabe de qué estoy hablando. Con la diferencia de que en ese tiempo esa manera de obrar no era la excepción, por el borde de la periferia social, sino la norma práctica de casi todo el mundo.

2. Téngase presente que en la Biblia entera hay un proceso, hay una evolución o pedagogía, de modo que, aunque es el mismo Dios el que va guiando todo ese camino, su lenguaje mismo va cambiando y se va clarificando a medida que su rebaño le va entendiendo mejor. El querer definitivo de Dios no está en el Libro de los Números o ninguno de los profetas del Antiguo Testamento, sino en la persona de Jesucristo. Todo lo demás lo debemos ver como camino que llevaba hacia Cristo partiendo, como ya se dijo, de las espantosas condiciones de vida y grandes limitaciones de la humanidad de aquel tiempo.

Vocación profética, 03 de 16, Moisés

[Vocación profética de la Vida Religiosa: un retiro ofrecida a las Dominicas de la Inmaculada, en Ecuador. Julio de 2014.]

Tema 3 de 16: Moisés

* Solemos ver a Moisés como un legislador: el que da la LEY. Pero esa Ley no es suya; es frut de su encuentro y escucha a Dios. El Deuteronomio describe a Moisés ante todo como un “profeta.”

* Su camino profético es un paradigma: contexto (realidad, en su conjunto); llamado; elección; envío. La dirección de la vocación profética excluye la actitud pasiva o fatalista del que se convierte en espectador pasivo.

* Otro elemento aprendemos: la vocación abarca la vida. No es un oficio temporal sino llamado que penetra todo el ser.

La Vocación, 15 de 16, Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 15 de 16: Sobre los caminos de Moisés y de Pedro

* El principio intencional de la escucha profunda se puede ver realizado en lo concreto sólo cuando nos acercamos a historias específicas. Tomamos aquí como ejemplo a dos grandes líderes llamados por Dios, uno en el Antiguo Testamento y otro del Nuevo.

* En ambos casos, y es lo natural, encontramos al principio resistencias y dificultades. De hecho, sin muerte no hay resurrección. Un lugar perfecto que no pide nada de mí tampoco puede darme nada.

* En el camino de su vocación Moisés sobresale en tres aspectos:

(1) Humildad: fruto del amor, que lleva a no querer, por nada del mundo, oscurecer o frenar la gloria divina.

(2) Sufrimiento: brota de la necesidad de soportar el ritmo tantas veces lento del crecimiento del prójimo, y el de uno mismo. De fondo, la fuente de ese sufrir es la necesidad de ser fecundo, y si miramos mejor, es la radical insatisfacción ante el mundo tal como es. Viene a corresponder prácticamente al “hambre y sed de justicia” de las bienaventuranzas.

(3) Contemplación: Moisés habla con Dios como un hombre habla con su amigo. El criterio de una vida contemplativa es la desaparición del tiempo en el trato con el Amado.

* Tres pasajes de los evangelios aluden a la vocación de Pedro.

(1) En Juan 1 encontramos que Cristo le cambia el nombre a Pedro. Mi vocación es el camino de búsqueda de mi verdadero nombre.

(2) En Lucas 5 vemos a Cristo que “vence” a Pedro en su propio terreno, es decir, en su barca. Es el episodio de la pesca milagrosa. Subir a Cristo a la propia barca es verle responder a nuestros anhelos más hondos porque cuando somos vencidos somos vencedores.

(3) En Marcos 1 Cristo va de paso por la orilla del mar de Galilea. Su prisa es señal de la agilidad necesaria para no dejar pasar y perder la gracia actual.

Ya no tengo miedo, 1 de 3, Moises

[Predicación en la Asamblea Regional de la Renovación Carismática en Aragón, Octubre de 2012.]

Tema 1 de 3: Moisés y el faraón

* Bajo el lema “Renuévame por dentro con espíritu firme” (del Salmo 51) celebramos la Asamblea Regional. En esta ocasión queremos enfatizar en ese “espíritu firme,” pues entendemos que el mundo nos quiere acomplejados, encogidos, encerrados.

* Los capítulos 3 al 5 del Éxodo nos presentan la vocación y el comienzo de la misión de Moisés. En él nos reconocemos fácilmente. Es un hombre bueno pero se siente abrumado ante la perspectiva de enfrentar al faraón.

* Y hay motivo para ello: el faraón actúa como un dios, y pide reconocimiento divino. Se le nota en que pretende disponer de vidas humanas. Lo cual da una clave: aquel o aquello que pretende poder absoluto sobre la vida del hombre está tomando el lugar del faraón. Y lo mismo que Moisés ante su faraón, nosotros tendemos a acobardarnos ante nuestros faraones.

* Aquellos que empujan en la anti-cultura de la muerte nos atemorizan con su arrogancia, nos confunden con sus especiosos argumentos, nos atemorizan con sus leyes de hombres. Por eso necesitamos el camino que Moisés recorrió, y ser sanados de lo que él fue sanado.

* Con Moisés, Dios siguió una sencilla terapia en tres pasos: (1) Una certeza: “El Señor está contigo;” (2) Le obliga a enfrentar su miedo, primero en lo pequeño y después en lo grande: así por ejemplo, cuando primero el cayado de Moisés se vuelve una serpiente, le manda: “¡Agárrala por la cola!”; (3) Le muestra cómo el faraón es sólo otro ser humano, y de victoria en victoria, consolida la fe de Moisés.