Sorprendidos por el Amor de Dios

Cuantas veces poséis vuestra mirada sobre la majestuosa Basílica [de San Pablo] pensaréis en el Apóstol de los gentiles, en su vocación a la que respondió tan ardientemente, en su deseo de sólo vivir y de morir para Cristo: Gratia autem Dei sum id quod sum, et gratia eius in me vacua non fuit, sed abundantius illis omnibus laboravi: non ego autem, sed gratia Dei mecum (Por la gracia de Dios soy lo que soy, y la gracia de Dios no ha sido estéril en mí, pues he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo) (1 Cor. 15, 10). La proximidad del glorioso sepulcro del atleta de Cristo será para vosotros un constante estímulo para considerar a la luz de Dios el don de la vocación y corresponder a ella con una generosidad pronta y total.

Continuar leyendo “Sorprendidos por el Amor de Dios”