En el Día de la Misericordia

Dame amor con que te ame

Dame amor con que te ame,
dame fe con que te sirva.

Dame un amor tan grande,
dame una fe tan viva,
que yo no pueda olvidarte,
porque tú, piadoso Padre,
nunca de mí te olvidas.

Dame un amor constante
y esa fe que no termina,
para que pueda escucharte,
y en el caer de la tarde
entregarte toda mi vida.

Dame amor perseverante,
fe que en amor se sublima,
y que tu Espíritu me inflame
porque tu Verbo consagre
las noches, Señor, y los días.

Pues con tu amor, Amado Padre,
y con la fe que ilumina,
podré por fin contemplarte
viendo al Hijo Adorable
en quien tú mismo te miras.

Amén.