El Boletín me ayudó a Mantenerme en la Fe

Hola Fray Nelson,

Un cariñoso saludo para usted y toda la comunidad: en Villavicencio y en “Amigos en la Fe”

Había estado en mora de enviarle este correo. Quizás no le había contestado por no tener una respuesta clara en mi mente, pero ahora trataré de responder sucintamente con todas las ideas que tengo.

¿Cómo Llegué a Nueva York?

Llegué muy bien de salud y con mucho ánimo el 11 de Febrero del año en curso, acompañada de mi hija y mi esposo, después de pedirle mucho a la Virgen Santísima por su intercesión para nuestro reencuentro familiar, después de seis meses de separación.

Llegué a esta ciudad a presentar una obra de Danza Contemporánea en un festival de Performancia Primavera 2002, al cual fui invitada, fue una experiencia muy grata en mi carrera ya que esta fue la primera vez que actué en USA., en mi primera visita a este país.

A través de una Fundación colombiana, de la cual soy miembro, obtuve permiso para poder realizar algunos artículos periodísticos en el área de la Danza Contemporánea aquí en Nueva York. (Tengo titulo de Comunicación Social). Esta es una tarea que he ido realizando poco a poco ya que también han aparecido en mi camino otros temas para tratar por ejemplo: “Qué hace un colombiano en Nueva York” (reportajes).

Como un recuento por bimestres: expectativas, temor, pánico y depresión, oración y toma de las riendas, son algunas de las palabras que pueden describir estos seis meses en esta particular ciudad.

Mi esposo, quien tiene residencia aquí, ya inició los trámites de solicitud de esta para mi hija y para mí, fue entonces el más importante de los motivos para llegar aquí. La situación laboral en Colombia no había sido la mejor para él, así que fue una decisión familiar trasladarnos a esta ciudad como lo han venido haciendo muchas familias colombianas y de muchos otros países, como lo he podido ver aquí.

Encontrar un grupo de oración no me tomó mucho tiempo, gracias a que escucho “Radio María” y siempre dan información de actividades parroquiales en el área tri-estatal, pero escogerlo sí, por aquello del desplazamiento. Pero gracias a Dios en esos momentos de depresión que tuve, siempre encontré personas que me dieron una voz de aliento, que oraron por mí y que me ayudaron a no desfallecer. Estoy asistiendo a psicoterapias, y ha sido saludable, pero sobretodo, estoy yendo al grupo de oración de mi parroquia cercana y estoy siempre pidiéndole a Dios que no me deje fallar en mis oraciones diarias.

Bueno, Fray Nelson, no sé si haya sido muy extensa, pero estas son algunas de las ideas que quería compartir con usted. Ah!, y darle también las gracias porque el Boletín de Amigos en la Fe, fue también un medio por el cual me mantuve unida a la fe, en medio de toda esa soledad que viví.

Un abrazo muy fuerte y muchas gracias por su amistad. Que Dios lo guarde y lo colme de salud y bendiciones.

Me salvé al borde del precipicio

Las confesiones de monseñor Milingo.

Publicado un libro del arzobispo «pródigo»

Se dirigió primero a Castel Gandolfo para encontrarse con Juan Pablo II. «Fue muy hermoso. No me acusó de nada. Me dijo con solemnidad: “En nombre de Cristo vuelve a la Iglesia Católica”»

ROMA, 8 septiembre 2002 (ZENIT.org).- El arzobispo Emmanuel Milingo, denuncia en su autobiografía haber sido víctima de un «complot» de la secta del reverendo coreano Sun Myung Moon, quien organizó su supuesto matrimonio con una total desconocida.

«No fui yo quien buscó al reverendo Moon en ningún caso. Fueron sus mismos discípulos», afirma un año después en el libro que ahora es publicado en Italia por las Ediciones Paulinas.

El prelado de Zambia considera, de hecho, que fue víctima de una especie de lavado de cerebro. “Más tarde, me di cuenta que había caído en una trampa”.

El arzobispo confirma al mismo tiempo informaciones que circularon durante el mes de mayo de 2001, tras el enlace organizado por la Federación de la Familia para la Paz Mundial y la Unificación: “Tenían la idea de desarrollar su presencia en África fundando una Iglesia Católica paralela”.

Monseñor Milingo ha querido confirmar las revelaciones que hace en su libro con una carta autógrafa cuya copia que aparece en el mismo. Se trata de una entrevista que “he querido conceder para que se aclare la verdad, sin zonas de sombra”, aclara.

Será publicado en los próximos días en Italia por Ediciones Paulinas con el título “El pez repescado del fango”. El diario católico Avvenire publica este domingo algunas revelaciones del mismo.

El fango es la historia de primavera y verano del año pasado que protagonizó el prelado de 72 años en Estados Unidos.

Su boda con una mujer coreana, tuvo lugar en el marco de las espectaculares ceremonias colectivas típicas del “reverendo” Moon, presunto fundador de una religión, considerado por algunos expertos en sectas como un “grupo destructivo” y que tuvo que abandonar su tierra natal por presuntos delitos.

El “casamiento” del arzobispo con la coreana Maria Sung y las idas y venidas de esta señora al Vaticano, donde llegó a decir que esperaba un hijo, luego se descubrió que ya estaba casada con otro señor italiano, fueron el espectáculo servido por el grupo pseudorreligioso en su deseo de atraer fieles católicos.

Ahora Milingo, desde una casa argentina del Movimiento de los Focolares, donde esperar volver en las próximas semanas a Italia, relata que los primeros contactos con Moon se produjeron con la esperanza de hacer de puente entre la Iglesia y la organización de la que, sin embargo, confiesa no sabe mucho.

Era el momento en el que la “exasperación” por el aislamiento que vivía en la Iglesia católica había llegado al máximo, explica. El prelado, de hecho, había sido trasladado de arzobispo de Lusaka a la Santa Sede, donde desempeñaba el cargo consultor del Consejo Pontificio para los Migrantes y los Itinerantes.

Los adeptos de Moon le impusieron el matrimonio y monseñor Milingo (que no puede decir si ha estado drogado pero tampoco lo excluye con seguridad) aceptó. “No comprendo todavía por qué tomé aquella decisión”, afirma ahora.

De los 72 días vividos con Maria Sung prefiere no hablar y dice que quedarán sólo en su memoria. Revela, sin embargo, que una vez rogó a Dios que lo hiciera morir.

Quienes propiciaron “la fuga” de Milingo de la secta fueron dos amigos italianos. En su huida, se dirigió primero a Castel Gandolfo, para encontrarse con Juan Pablo II. Fue muy hermoso. No me acusó de nada. Me dijo con solemnidad: “En nombre de Cristo, vuelve a la Iglesia Católica”, recuerda. Después de aquellos 20 minutos, afirma que se sintió en casa, de nuevo. En aquel momento comprendí todos mis errores.

Tuvo después diálogos con el arzobispo Tarsicio Bertone, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe y figura clave en todo este asunto. Luego, volvió a visitar al Papa, y tras dar las últimas explicaciones a Maria Sung, se tomó unos meses de retiro espiritual, primero en una casa a los alrededores de Roma, y luego en Argentina.

“Me salvé al borde del precipicio”, reconoce como conclusión este hijo pródigo de la Iglesia. Y ha descubierto ahora que muchos ofrecieron oraciones y sacrificios implorando a Dios por mi regreso. “No sabía que mis hermanos y hermanas de todo el mundo me amaran tanto”.

Señor de la historia

Dios Eterno:

tú eres el Señor de la historia.

Tú llamas a la existencia

los tiempos nuevos,

según la medida de tus providencias.

Desde el futuro,

tú saludas nuestro decisivo “hoy”,

y así te haces presente

en cuanto hacemos y tenemos,

en cuanto podemos y somos.

Dios Eterno:

tu voz va tejiendo

nuestros frágiles días.

Tú sostienes con sabio y piadoso poder

la contingencia inasible

de la trama en que vivimos.

En ti halla firmeza

cuanto tiene fundamento,

de ti recibe precio cuanto vale,

y por ti, cada cosa tiene su lugar.

¿Por qué entonces se desvanecen

nuestros días?

¿Por qué no alcanzamos

nuestros mejores sueños?

¿Por qué a menudo damos menos

de lo que recibimos,

y recibimos menos de lo que esperamos?

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