Resurrección

Había una poesía

que lo era de noche y día.

Vivía sin más razón

que mostrar al corazón

la verdad que él escondía.

Y vino un razonamiento,

de luz también sediento,

que encontró aquella poesía

le preguntó si vivía

y la mató en aquel momento.

Todo quedó tan claro,

tan lúcido, yerto y raro;

que aquel gran razonamiento,

transido de sentimiento,

se supo ya sin amparo.

Lloró con llanto apacible,

y de su río imposible

renació al fin la poesía,

que solamente dormía

en su misterio inasible.

-Fr. Nelson Medina, O.P.

(A mi amigo Alcides)