Por ejemplo, no estoy de acuerdo…

…con que el sacerdote se convierta en una especie de “funcionario” que realiza sus planes pastorales o los de su diócesis en un periodo de tiempo en una parroquia, y luego, cuando ya se le conoce el dicurso o se acaba su “novedad.” Con un esquema así, la economía, el alimento espiritual y la afectividad del sacerdote pasan a ser un problema suyo y solo suyo. Cosa que no es buena idea, porque si bien hay casos de genuino heroismo y convicción personal, en general ese esquema es ajeno al Nuevo Testamento. Lo que vemos en las páginas de la Escritura es que los predicadores, profetas y misioneros establecen vínculos de espiritualidad, economía y afecto que los ligan a las personas concretas a las que sirven.

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