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En 1879, los Padres Blancos del Cardenal Lavigerie establecieron en las partes incultas del África las primeras misiones católicas.
Las misiones progresaron en Uganda por el apoyo que prestó el regente local Mtesa a los cristianos.
En cambio, Mwanga, su sucesor, parecía decidido a desarraigar el cristianismo de su pueblo, sobre todo cuando uno de sus súbditos, un católico servidor del palacio, San José Mkasa, hizo reproches de los abominables vicios que practicaba.
El 15 de noviembre de 1885, Mwanga se valió de un pretexto cualquiera y mandó decapitar a José Mkasa. Los seguidores de Cristo, lejos de atemorizarse, continuaron con sus actividades.
En mayo del año siguiente, estalló la tempestad. Los cristianos fueron capturados y llamados ante el rey.
Éste les preguntó si tenían la intención de seguir siendo cristianos. "!Hasta la muerte!", respondieron ellos al unísono.
El rey ordenó, entonces, que la ejecución se hiciera en un lugar llamado Namugongo, a 60 kilómetros de distancia. A tres de los jóvenes Mártires, se les quitó la vida cuando iban por el camino. Los restantes fueron encerrados en la prisión de Namugongo, bajo condiciones infrahumanas.
El 3 de junio de 1886, día de la Ascensión, los sacaron de la prisiòn. Envueltos en unos juncos y ordenados en fila, se les prendió fuego.
Carlos Lwanga, Andrés Kagwa y otros veinte jóvenes, fueron beatificados en 1920. El 18 de octubre de 1964, el Papa Pablo VI canonizó a los 22 Mártires de Uganda.
Tobit, la noche de Pentecostés, cuando hube enterrado el cadáver, después del baño fui al patio y me tumbé junto a la tapia, con la cara destapada porque hacía calor; yo no sabía que en la tapia, encima de mí, había un nido de gorriones; su excremento caliente me cayó en los ojos, y se me formaron nubes. Fui a los médicos a que me curaran; pero cuantos más ungüentos me daban más vista perdía, hasta que quedé completamente ciego. Estuve sin vista cuatro años. Todos mis parientes se apenaron por mi desgracia, y Ajicar me cuidó dos años, hasta que marchó a Elimaida.
En aquella situación, mi mujer Ana se puso a hacer labores para ganar dinero. Los clientes le daban el importe cuando les llevaba la labor terminada. El siete de marzo, al acabar una pieza y mandársela a los clientes, éstos le dieron el importe íntegro y le regalaron un cabrito para que lo trajese a casa. Cuando llegó, el cabrito empezó a balar. Yo llamé a mi mujer y le dije: "¿De dónde viene ese cabrito? ¿No será robado? Devuélveselo al dueño, que no podemos comer nada robado." Ana me respondió: "Me lo han dado de propina, además de la paga." Pero yo no le creía y, abochornado por su acción, insistí en que se lo devolviera al dueño. Entonces me replicó: "¿Y dónde están tus limosnas? ¿Dónde están tus obras de caridad? ¡Ya ves lo que te pasa!"
Dichoso quien teme al Señor / y ama de corazón sus mandatos. / Su linaje será poderoso en la tierra, / la descendencia del justo será bendita. R.
No temerá las malas noticias, / su corazón está firme en el Señor. / Su corazón está seguro, sin temor, / hasta que vea derrotados a sus enemigos. R.
Reparte limosna a los pobres; / su caridad es constante, sin falta, / y alzará la frente con dignidad. R.
El corazón del justo está firme en el Señor. (Salmo 111)
Evangelio
En aquel tiempo, enviaron a Jesús unos fariseos y partidarios de Herodes, para cazarlo con una pregunta. Se acercaron y le dijeron: "Maestro, sabemos que eres sincero y que no te importa de nadie; porque no te fijas en lo que la gente sea, sino que enseñas el camino de Dios sinceramente. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?" Jesús, viendo su hipocresía, les replicó: "¿Por qué intentáis cogerme? Traedme un denario, que lo vea." Se lo trajeron. Y él les preguntó: "¿De quién es esta cara y esta inscripción?" Le contestaron: "Del César." Les replicó: "Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios, a Dios." Se quedaron admirados.
Lo que es del César pagádselo al César, y lo que es de Dios a Dios (Marcos 12, 13-17)
El pintoresco Libro de Tobías nos recuerda que la Biblia también es un camino de narración, y que, en la sencillez de una historia, plantea las preguntas hondas que hacemos o que nos hacen. 4 min. 28 seg.
Las preguntas más profundas de la existencia humana nos las planteamos todos aun sin tener extensos conocimientos en Filosofía o Teología. 5 min. 18 seg.
Cuando llegan las calamidades y lo absurdo de la vida ¿Cómo reaccionas? ¿Dónde quedan tus principios? ¿Cómo es tu amor al prójimo cuando la adversidad te obliga a preguntarte de qué sirve ser bueno? 5 min. 31 seg.
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1.1 ¿Por qué pasan cosas tan malas a personas que son tan buenas? El interrogante, como herida que nunca sanara por completo, resurge con la historia del piadoso Tobías que como pago a sus obras de misericordia ahora ha quedado ciego, sujeto a la burla de los impíos. En medio de una discusión doméstica es la propia esposa quien le riñe: "¿Dónde están ahora tus limosnas? ¿Dónde están ahora tus buenas obras?"
1.2 La discusión surge porque Tobías hace algo bueno y algo malo. Lo bueno es sostenerse en su honradez, a pesar de las condiciones de penuria a que le ha llevado su ceguera. Lo malo es sostenerse en una incredulidad tonta en contra de la esposa, que ha recibido un regalo. Hay aquí una sutil enseñanza también: la genuina perfección espiritual es rara. A menudo lo mismo que nos sirve para ser virtuosos, como fue el caso de la perseverancia de Tobías, tiene el riesgo de servirnos para cometer faltas, como fue la terca acusación de Tobías a su esposa.
2. ¿Pagamos al Emperador?
2.1 La pregunta incómoda, capciosa, truculenta. Los adversarios de Cristo creen haber encontrado la manera de obligarlo a pronunciarse sobre el explosivo tema de los impuestos. Lo que diga le perjudicará: si acepta el pago, quiere decir que está de acuerdo con el hecho de que los romanos hayan ocupado la tierra judía; si dice que no, es un rebelde contra el César, y puede ser procesado.
2.2 La respuesta de Jesús es admirable porque no sirve a ninguno de esos dos propósitos. No indica que esté de acuerdo con el emperador pero tampoco pone en el centro de su discurso rebelarse contra él. Eso queda claro en su respuesta que se volvió famosa: "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios." Lo que ya no es completamente claro es qué quería decir esa frase. Hay varias posiciones, y podemos aprender algo de cada una.
2.3 La más corriente: Jesús indica que hay un ámbito propio de las cosas civiles y otro ámbito de las cosas religiosas. Según esta interpretación, Nuestro Señor estaría casi predicando la separación de la Iglesia y el Estado.
2.4 Otra parecida: Jesús muestra que las realidades temporales, representadas aquí por "el César" tienen su propia autonomía. No bastan las explicaciones religiosas o de fe. Hay espacio para la ciencia y para la razón humana, pero éstas no deben negar tampoco que existe también el espacio de la espiritualidad, la conversión y la santidad.
2.5 Otra distinta: el verbo "dar" no es exactamente "dar" aquí. El texto griego trae el verbo "apodídomi" que puede significar dar pero también muchas otras cosas, y entre ellas, "devolver." Es posible que Cristo usara una pizca de ironía: los que viven los bienes del imperio, y usan su moneda, no pueden sólo quejarse del imperio.