Lección I:
Escuchar con el corazón

Todo el camino que nos propone la Biblia empieza en realidad con un verbo: "¡Escucha!". Dios tiene grandes cosas que contarnos sobre la historia de su amor a nosotros. ¿Tenemos el tiempo y sobre todo el corazón para acoger sus palabras?

I-A. Dios ha manifestado su amor

3. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su hijo único, para que quien crea no perezca, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. (Jn 3,16-17)

4. El Señor espera para apiadarse de vosotros. (Is 30,18)

5. Con amor eterno te amé; por eso prolongué mi fidelidad. (Jer 31,3)

6. Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos del mundo, los amó hasta el extremo. (Jn 13,1)

7. Acudid a mi, los que andáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy tolerante y humilde, y os sentiréis aliviados. Pues mi yugo es blando y mi carga es liviana. (Mt 11,28-30)

8. Se ha manifestado la gracia de Dios que salva a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad, esperando la promesa dichosa y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. (Tt 2,11-13)

9. Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rm 5,8)

10. Sabed que os han rescatado de vuestra vana conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni tacha. (1 P 1,18-19)

11. Yo vine para que tengan vida y una vida abundante. (Jn 10,10)

12. Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y quien vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Lo crees? Le contestó: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo. (Jn 11,25-27)

Véase también: II-F, X-G

I-B. ¿Quién es Dios?

13. Quien no ama no ha conocido a Dios, ya que Dios es amor. Dios ha demostrado el amor que nos tiene enviando al mundo a su Hijo único para que vivamos gracias a él. En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino que él nos amó y envió a su Hijo para expiar nuestros pecados. (1 Jn 4,8-10)

14. Yo soy el primero y yo soy el último; fuera de mí no hay Dios. ¿Quién se parece a mí? (Is 44,6)

Véase también: II-I, VII-A, VII-B

I-C. ¿Qué es el hombre?

15. ¿Qué es el hombre? ¿Para qué sirve? ¿Cuál es su bien y cuál su mal? Como gota de agua del mar, como grano de arena, tan pocos son sus años frente a la eternidad. Por eso el Señor es paciente con los hombres y derrama sobre ellos su misericordia. (Sir 18,10-11)

16. Como la arcilla del alfarero está en su mano, así los hombres en la mano de su Hacedor, que a cada uno da según su juicio. (Sir 33,13)

17. De la tierra creó el Señor al hombre, y de nuevo le hizo volver a ella. Días contados le dio y tiempo fijo, y dioles también poder sobre las cosas de la tierra. De una fuerza como la suya los revistió, a su imagen los hizo. (Sir 17,1-3)

18. No todo puede estar en poder de los hombres, que no es inmortal el hijo de hombre. (Sir 17,30)

Véase también: II-C, V-A

I-D. ¿Quién es Jesucristo?

19. Muchas veces y de muchas formas habló Dios en el pasado a nuestros padres por medio de los profetas. En esta etapa final nos ha hablado por medio de un Hijo, a quien nombró heredero de todo, por quien creó el universo. El es reflejo de su gloria, impronta de su ser, y sustenta todo con su palabra poderosa. (Hb 1,1-3)

20. Quien me ha visto a mí ha visto al Padre. (Jn 14,9)

21. Al principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba junto a Dios y la Palabra era Dios. (Jn 1,1)

22. Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y han palpado nuestras manos, es nuestro tema: la Palabra de vida. (1 Jn 1,1)

23. En ella había vida, y la vida era la luz de los hombres; la luz brilló en las tinieblas y las tinieblas no la comprendieron. (Jn 1,4-5)

24. Dará a luz un hijo, a quien llamarás Jesús, porque él salvara a su pueblo de sus pecados. (Mt 1,21)

25. A los que la recibieron los hizo capaces de ser hijos de Dios: a los que creen en él. (Jn 1,12)

26. La Palabra se hizo hombre y acampó entre nosotros. (Jn 1,14)

27. Este es mi hijo amado, mi predilecto. Escuchadle. (Mt 17,5)

28. Jesús les dice: Mi sustento es cumplir la voluntad del que me envió y completar su obra. (Jn 4,34)

29. El os bautizará con Espíritu Santo y fuego. (Mt 3,11)

30. Retoñará el tronco de Jesé, de su cepa brotará un vástago, sobre el que se posará el espíritu del Señor: espíritu de sensatez e inteligencia, espíritu de valor y de prudencia, espíritu de conocimiento y respeto del Señor. No juzgará por apariencias ni sentenciará sólo de oídas; juzgará con justicia a los desvalidos, y con rectitud a los oprimidos. (Is 11,1-4)

31. No tenía presencia ni belleza que atrajera nuestras miradas ni aspecto que nos cautivase. Despreciado y evitado de la gente, un hombre hecho a sufrir, curtido en el dolor; al verlo se tapaban la cara; despreciado, lo tuvimos por nada. (Is 53,2-3)

32. A él, que soportó nuestros sufrimientos y cargó con nuestros dolores, lo tuvimos por un contagiado, herido de Dios y afligido. El, en cambio, fue traspasado por nuestras rebeliones, triturado por nuestros crímenes. Sobre él recayó el castigo que nos sana, y con sus cicatrices hemos sido curados. (Is 53,4-5)

33. Sin arresto, sin proceso, lo quitaron de en medio. ¿Quién meditó en su destino? Lo arrancaron de la tierra de los vivos, por los pecados de mi pueblo así lo hicieron. Le dieron sepultura con los malvados y una tumba con los malhechores, aunque no había cometido crímenes ni hubo engaño en su boca. (Is 53,6-7)

34. Todos errábamos como ovejas, cada uno por su lado, y el Señor cargó sobre él todos nuestros crímenes. Maltratado, aguantaba, no abría la boca; como cordero llevado al matadero, como oveja muda ante el esquilador, no abría la boca. (Is 53,6-7)

35. Jesús dijo: Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen. (Lc 23,34)

36. Vosotros, los que pasáis por el camino, mirad, fijaos: ¿Hay dolor como mi dolor? (Lam 1,12)

37. No hay más que un solo Dios, no hay más que un mediador, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos y como testimonio en el momento oportuno. (1 Tm 2,5-6)

38. Dios lo exaltó y le concedió un título superior a todo título, para que, ante el título de Jesús, toda rodilla se doble, en el cielo, la tierra y el abismo; y toda lengua confiese para gloria de Dios Padre: ¡Jesucristo es Señor! (Flp 2,9-11)

39. Por eso tenía que ser en todo semejante a sus hermanos: para poder ser un sumo sacerdote compasivo y acreditado ante Dios para expiar los pecados del pueblo. Como él mismo sufrió la prueba, puede ayudar a los que son probados. (Hb 2,17-18)

40. Aquellos sacerdotes eran numerosos porque la muerte los impedía continuar. Este, en cambio, como permanece siempre, tiene un sacerdocio que no pasa. Así puede salvar plenamente a los que por su medio acuden a Dios, pues vive siempre para interceder por ellos. (Hb 7,23-25)

41. Yo soy el pan vivo bajado del cielo. (Jn 6,51)

Véase también: III-F, IV-A, VII-C

I-E. Las palabras fundamentales: gracia, fe y misericordia

42. Este es su mandato: que creamos en la persona de su hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros como él nos mandó. (1 Jn 3,23)

43. Viendo a la multitud, se compadeció de ellos, porque andaban maltrechos y postrados, como ovejas sin pastor. (Mt 9,36)

44. Porque me has visto, has creído; dichosos los que crean sin haber visto. (Jn 20,29)

45. Como colaboradores os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios. (2 Cor 6,1)

Véase también: II-F, III-D, III-E, VIII-B

I-F. La obediencia, fruto de la escucha

46. Se agota la hierba, se marchita la flor, pero la palabra de nuestro Dios se cumple siempre. (Is 40,8)

47. ¿Por qué gastáis dinero en lo que no alimenta, y el salario en lo que no da hartura? Escuchadme atentos y comeréis bien, saborearéis platos sustanciosos. Prestad oído, venid a mí, escuchadme y viviréis. (Is 55,2-3)

48. Así que Jesús dijo a los Doce: ¿También vosotros queréis marcharos? Le contestó Simón Pedro: Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú dices palabras de vida eterna. Nosotros hemos creído y reconocemos que tú eres el Consagrado de Dios. (Jn 6,67-68)

49. Yo, el Señor, tu Dios, te enseño para tu bien, te guío por el camino por donde vas. (Is 48,17)

50. Si te gusta escuchar, aprenderás; si inclinas tu oído, serás sabio. (Sir 6,33)

51. Toda la sabiduría viene del Señor y está con él eternamente. (Sir 1,1)

52. Dice la Sabiduría: "Mi recuerdo es más dulce que la miel; mi heredad más dulce que el panal. Los que me comen quedan aún con hambre de mí, los que me beben sienten todavía sed." (Sir 24,20-22)

53. Dice la Sabiduría: "Quien me obedece a mí no queda avergonzado; los que en mí se ejercitan, no llegan a pecar." (Sir 24,23)

54. Dice la Sabiduría: "Me dio orden el Creador del universo, el que me creó dio reposo a mi tienda; y me dijo: 'Pon tu tienda en Jacob, entra en la heredad de Israel.' " (Sir 24,8)

55. Dice la Sabiduría: "Antes de los siglos, desde el principio me creó Dios, y por los siglos subsistiré." (Sir 24,9)

56. Cuando saqué a vuestros padres de Egipto no les ordené ni hablé de holocaustos y sacrificios; esta fue la orden que les di: Obedecedme y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo; caminad por el camino que os señalo, y os irá bien. (Jer 7,22-23)

57. Como me amó el Padre, os amé yo: manteneos en mi amor. Si cumplís mis mandamientos, os mantendréis en mi amor; lo mismo que yo cumplo los mandamientos de mi Padre y me mantengo en su amor. (Jn 15, 9-10)

58. Habla, Señor, que tu siervo escucha. (1Sam 3,10)

59. Aquí tienes a la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra. (Lc 1,38)

60. Tenemos la mira puesta en lo invisible, no en lo visible. (2 Cor 4,18)

Véase también: II-G, III-J


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