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Cuando el Emperador Teodosio, el Grande, buscaba un buen profesor para sus dos hijos, el Papa San Dámaso le recomendó a Arsenio, un senador sumamente sabio y muy práctico en sus consejos.
Durante diez años, San Arsenio vivió en el palacio del Emperador, educando a sus dos hijos, Arcadio y Honorio.
Estando un día orando en medio de una gran crisis espiritual, mientras le pedía a Dios que le iluminara lo que debía hacer para santificarse, oyó una voz que le decía: "Apártate del trato con la gente, y vete a la soledad".
Entonces, dispuso irse al desierto a orar y a hacer penitencia con los monjes.
Cuando llegó al Monasterio del desierto, los monjes, sabiendo que había estado viviendo tanto tiempo como senador y como alto empleado del palacio imperial, dispusieron ponerle algunas pruebas, con el objetivo de saber si en verdad era apto para esa vida de humillación y mortificación.
Fue ahí donde San Arsenio se hizo muy conocido por todos, a causa de sus penitencias extraordinarias.
Por muchos siglos han sido enormemente estimados los dichos o frases breves, que San Arsenio acostumbraba expresar a la gente.
Desde remotas tierras iban viajeros ansiosos de escuchar sus enseñanzas, que eran cortas pero bastante provechosas.
Entre varias de sus enseñanzas o frases que el Santo pronunciaba, están: "Muchas veces he tenido que arrepentirme de haber hablado. Pero, nunca me he arrepentido de haber guardado silencio".
O: "Siempre he sentido temor a presentarme al juicio de Dios, porque soy un pecador".
Atlanta-Marietta, Usa - Agradecemos primero a Dios por el regalo de este sacerdote en nuestra comunidad y el apoyo que él esta dando al grupo nuevo que estamos iniciando: Apostoles Eucaristicos de la Divina Misericordia.
¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder! Codician los campos y los roban, las casas, y se apoderan de ellas; oprimen al hombre y a su casa, al varón y a sus posesiones.
Por eso, dice el Señor: "Mirad, yo medito una desgracia contra esa familia. No lograréis apartar el cuello de ella, no podréis caminar erguidos, porque será un tiempo calamitoso.
Aquel día entonarán contra vosotros una sátira, cantarán una elegía: "Han acabado con nosotros, venden la heredad de mi pueblo; nadie lo impedía, reparten a extraños nuestra tierra." Nadie os sortea los lotes en la asamblea del Señor."
¿Por qué te quedas lejos, Señor, / y te escondes en el momento del aprieto? / La soberbia del impío oprime al infeliz / y lo enreda en las intrigas que ha tramado. R.
El malvado se gloría de su ambición, / el codicioso blasfema y desprecia al Señor. / El malvado dice con insolencia: / "No hay Dios que me pida cuentas." R.
Su boca está llena de maldiciones, / de engaños y de fraudes; / su lengua encubre maldad y opresión; / en el zaguán se sienta al acecho / para matar a escondidas al inocente. R.
Pero tú ves las penas y los trabajos, / tú miras y los tomas en tus manos. / A ti se encomienda el pobre, / tú socorres al huérfano. R.
En aquel tiempo, los fariseos, al salir, planearon el modo de acabar con Jesús. Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos le siguieron. El los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo que dijo el profeta Isaías: "Mirad a mi siervo, mi elegido, mi amado, mi predilecto. Sobre él he puesto mi espíritu para que anuncie el derecho a las naciones. No porfiará, no gritará, no voceará por las calles. La caña cascada no la quebrará, el pabilo vacilante no lo apagará, hasta implantar el derecho; en su nombre esperarán las naciones".
Les mandó que no lo descubrieran, para que se cumpliera lo que dijo el profeta (Mateo 12, 14-21)
Aunque la arrogancia cambie de protagonistas y de lenguas es siempre la misma. Y la respuesta también: mansedumbre, humildad, misericordia. 13 min. 39 seg.
En la cruz, Jesús es quien ofrece a todos salud; y es Aquel que, entregado en manos de sus enemigos, todavía puede hacerle bien a sus amigos. 5 min. 34 seg.
Cristo quiere que todos lleguemos a Él, pero no de cualquier manera, sino que lo busquemos con el corazón arrepentido; con humildad de corazón; buscando sanación, perdón y ayuda. 5 min. 44 seg.
A imagen de Jesucristo, los buenos pastores de la Iglesia saben que también el momento y el modo de su muerte es una forma de servir a Dios. 10 min. 53 seg.
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1.1 De un modo tan gráfico como completo la primera lectura nos muestra la historia, tantas veces repetida, del abuso del poder: "traman el mal en su cama, y en cuanto es de día lo ejecutan, porque tienen el poder en su mano."
1.2 La diferencia en este caso es que Dios declara la guerra a quienes obran de ese modo. Dios no es neutro: se opone a la injusticia y asegura que mostrará a quienes creen controlarlo todo que no pueden hacer siempre su voluntad.
1.3 Es un mensaje muy duro pero también muy necesario. ¿Preferiríamos acaso un Dios que dejara obrar a cada quien y que se olvidara de los pequeños? Y sin embargo, estas ideas de justicia tendrán que ser aún levantadas y purificadas por la predicación del Evangelio, pues es más perfecto vencer al pecado que vencer a los pecadores.
2. Unidos contra el Mesías
2.1 El mal se da mañas para crear un remedo de la unidad que es propia y privativa del bien y de lo bueno.
2.2 Principio de unidad verdadera es el bien, que nace del amor y se sostiene en la verdad; mas el mal remeda al bien y necesita de algún bien para poder subsistir, según enseña santo Tomás de Aquino.
2.3 Tal es el caso con la escena de mezquinos intereses que nos presenta el evangelio de hoy: los fariseos se confabulan para acabar con Jesús. Han pasado de la desconfianza al desprecio, y del desprecio al fastidio y al odio. No toleran el mensaje de Jesús; no soportan la escandalosa simplicidad de su mensaje de amor; les duele perder sus privilegios y su aire de autoridad sobre un pueblo que ya no los venera ni los sigue, porque ahora conoce a su Creador y puede abrazar la dulce compasión de su Redentor.