La reproduccion de estos textos y archivos de audio, para uso privado o publico, esta permitida, aunque solamente sin fines de lucro y citando la fuente: http://fraynelson.com/homilias.html.
Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí
Ten presente en tus intenciones de este día:
Haz click en los nombres para ver más información:
Padre del monasticismo occidental, decidió abandonar Roma y el mundo, para evitar la vida licenciosa de dicha ciudad. Vivió como ermitaño por muchos años en una región rocosa y agreste de Italia.
En Vicovaro, en Tívoli y en Subiaco, sobre la cumbre de un farallón que domina Anio, residía por aquel tiempo una comunidad de monjes, cuyo abad había muerto.
Decidieron pedirle a San Benito que ocupara su lugar. Al principio se negó, pero luego cedió ante la insistencia.
Pronto se puso en evidencia, que las estrictas nociones de disciplina monástica que San Benito observaba, no se ajustaban a ellos, porque quería que todos vivieran en celdas horadadas en las rocas.
El mismo día retornó a Subiaco, no para seguir llevando una vida de retiro, sino con el propósito de empezar la gran obra para la que Dios lo había preparado durante esos tres años de vida oculta.
No tardaron en reunirse a su alrededor los discípulos, atraídos por su santidad y sus poderes milagrosos.
San Benito se encontró, entonces, en posición de empezar ese gran plan de "reunir en aquel lugar a muchas y diferentes familias de santos monjes dispersos en varios monasterios y regiones".
"El fin es hacer de ellos un sólo rebaño según su propio corazón, para unirlos en una casa de Dios bajo una observancia regular y en permanente alabanza al nombre de Dios".
Por lo tanto, colocó a los que deseaban obedecerle en los doce monasterios de madera, cada uno con su prior. Él tenía la suprema dirección sobre todos, y vivía con algunos escogidos, a los que deseaba formar con especial cuidado.
A causa de algunos problemas con el sacerdote Florencio, se trasladó a Monte Cassino. En esta región, sobre las ruinas del templo de Apolo, - al que los habitantes de este lugar rendían culto antes de su llegada -, construyó dos capillas y la Abadía de Monte Cassino, alrededor del año 530.
De aquí partió la influencia que iba a jugar un papel tan importante en la cristianización y civilización de la Europa post-romana.
Fue tal vez durante este período, que empezó a concretizar su "Regla", la que está dirigida a todos aquellos que renunciando a su propia voluntad, tomen sobre sí "la fuerte y brillante armadura de la obediencia, para luchar bajo las banderas de Cristo, nuestro verdadero Rey".
Prescribe una vida de oración litúrgica, estudio y trabajo, llevado socialmente en una comunidad y con un padre común.
San Benito vaticinó el día de su muerte. El último día recibió el Cuerpo y la Sangre del Señor.
Fue enterrado junto a Santa Escolástica, su hermana, en el sitio donde antes se levantaba el altar de Apolo, que él mismo destruyó en Monte Cassino.
Mostoles-Madrid, España (1976) - Os pedimos que hoy nos presenten ante el Señor para que siga bendiciendo nuestro matrimonio. son ya 34 años. Gracias Señor
"Cuando Israel era joven, lo amé, desde Egipto llamé a mi hijo. Cuando lo llamaba, él se alejaba, sacrificaba a los Baales, ofrecía incienso a los ídolos.
Yo enseñé a andar a Efraín, lo alzaba en brazos; y él no comprendía que yo lo curaba. Con cuerdas humanas, con correas de amor lo atraía; era para ellos como el que levanta el yugo de la cerviz, me inclinaba y le daba de comer.
Se me revuelve el corazón, se me conmueven las entrañas. No cederé al ardor de mi cólera, no volveré a destruir a Efraín; que soy Dios, y no hombre; santo en medio de ti, y no enemigo a la puerta."
Pastor de Israel, escucha, / tú que te sientas sobre querubines, resplandece; / despierta tu poder y ven a salvarnos. R.
Dios de los ejércitos, vuélvete: / mira desde el cielo, fíjate, / ven a visitar tu viña, / la cepa que tu diestra plantó, / y que tú hiciste vigorosa. R.
Que brille tu rostro, Señor, y nos salve. (Salmo 79)
Evangelio
En aquel tiempo dijo Jesús a sus apóstoles: "Id y proclamad que el Reino de los cielos está cerca; curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad demonios. Lo que habéis recibido gratis, dadlo gratis.
No llevéis en la faja oro, plata ni calderilla; ni tampoco alforja para el camino, ni otra túnica, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en un pueblo o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa saludad; si la casa se lo merece, la paz que le deseáis vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros. Si alguno no os recibe o no os escucha, al salir de su casa o del pueblo, sacudid el polvo de los pies. Os aseguro que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquel pueblo.
Hay que escarbar, mirar en detalle la Sagrada Escritura y la propia vida, para descubrir los actos del Amor de Dios en medio de los dolores y dificultades. 8 min. 4 seg.
El evangelismo del siglo XIII quería tomar al pie de la letra el discurso misionero de Cristo; es una opción heroica pero con limitaciones. 6 min. 0 seg.
El reino de Dios ha llegado a nosotros cuando respondemos con gratitud, fe y obediencia a su Palabra; mientras no demos esa respuesta solo podremos decir que su reino está cerca. 5 min. 16 seg.
Dios muestra más su gloria en la conversión que en la condena, porque en la condena se hunden juntos el pecador y su pecado mientras que en la conversión se hunde el pecado y se levanta el pecador. 5 min. 51 seg.
Muchas veces las palabras más vigorosas, claras y profundas son las que se predican en los lugares más difíciles, en las persecuciones más violentas, en los momentos más dramáticos. 7 min. 7 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1.1 Algunas veces se oyen cosas como: "el Dios del Antiguo Testamento es un Dios vengativo y castigador; el Dios del Nuevo Testamento sí revela el rostro del amor." La primera lectura de hoy viene a sacarnos de ese modo simplista de ver las cosas. Todo ese texto, tomado del profeta Oseas, no es otra cosa sino una profunda declaración de amor.
1.2 Dios declara su amor y con ese amor, de algún modo, su dolor por el rechazo que ha sufrido tal amor: "no comprendían que yo cuidaba de ellos," dice el Señor. Es el drama de un pueblo que quiere disfrutar de los bienes del amor pero no se entera de quién es el autor de tales bienes. Queremos tanto lo que Dios da que nos olvidamos del Dios que lo da.
1.3 El amor de Dios, aun rechazado y burlado, resulta más fuerte que la ingratitud humana. El nombre de ese amor es misericordia, compasión. La misericordia parece debilidad, y así la vieron pensadores y escritores como Nietzsche. En realidad, la genuina misericordia es fuerza pura, porque supone la capacidad de no detener el amor cuando desfallece la gratitud.
2. El envío
2.1 La lectura de san Mateo, por su parte, nos presenta hoy el envío: momento clave de los evangelios. Tiempo oportuno para recordar la enseñanza que nos dejó Pablo VI en los números 13 y 14 de su Exhortación Apostólica "Evangelii Nuntiandi", y que aquí transcribimos en parte, adaptando a nuestra numeración.
2.2 Quienes acogen con sinceridad la Buena Nueva, mediante tal acogida y la participación en la fe, se reúnen pues en el nombre de Jesús para buscar juntos el reino, construirlo, vivirlo. Ellos constituyen una comunidad que es a la vez evangelizadora. La orden dada a los Doce: "Id y proclamad la Buena Nueva", vale también, aunque de manera diversa, para todos los cristianos. Por esto Pedro los define "pueblo adquirido para pregonar las excelencias del que os llamó de la tinieblas a su luz admirable" (1 Pe 2,9). Estas son las maravillas que cada uno ha podido escuchar en su propia lengua. Por lo demás, la Buena Nueva del reino que llega y que ya ha comenzado, es para todos los hombres de todos los tiempos. Aquellos que ya la han recibido y que están reunidos en la comunidad de salvación, pueden y deben comunicarla y difundirla.
2.3 La Iglesia lo sabe. Ella tiene viva conciencia de que las palabras del Salvador: "Es preciso que anuncie también el reino de Dios en otras ciudades" (Lc 4,43), se aplican con toda verdad a ella misma. Y por su parte ella añade de buen grado, siguiendo a San Pablo: "Porque, si evangelizo, no es para mí motivo de gloria, sino que se me impone como necesidad. ¡Ay de mí, si no evangelizara!" (1 Cor 9,16). Con gran gozo y consuelo hemos escuchado, al final de la Asamblea de octubre de 1974, estas palabras luminosas: "Nosotros queremos confirmar una vez más que la tarea de la evangelización de todos los hombres constituye la misión esencial de la Iglesia"; una tarea y misión que los cambios amplios y profundos de la sociedad actual hacen cada vez más urgentes. Evangelizar constituye, en efecto, la dicha y vocación propia de la Iglesia, su identidad más profunda. Ella existe para evangelizar, es decir, para predicar y enseñar, ser canal del don de la gracia, reconciliar a los pecadores con Dios, perpetuar el sacrificio de Cristo en la santa Misa, memorial de su muerte y resurrección gloriosa.
Hijo mío, si escuchas mis palabras y no olvidas mis consejos; si prestas oído a la sabiduría y atención a la prudencia; si invocas a la inteligencia y le haces caso a la sensatez; si procuras todo esto como procuras el dinero y lo buscas como un tesoro, entonces comprenderás lo que significa el temor del Señor y alcanzarás el conocimiento de Dios.
Porque el Señor es quien da la sabiduría y de su boca proceden el saber y la inteligencia. El atesora los aciertos para los hombres justos y es un escudo para los hombres de conducta intachable; él protege a los que cumplen con su deber y cuida en su camino al hombre bueno.
Teniendo presente esto comprenderás lo que es justo y debido, y todas las cosas que son convenientes y buenas.
Esperé confiadamente en el Señor: él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Puso en mi boca un canto nuevo, un himno a nuestro Dios. R.
Tú no quisiste víctima ni oblación; pero me diste un oído atento; no pediste holocaustos ni sacrificios, entonces dije: «Aquí estoy.» R.
«En el libro de la Ley está escrito lo que tengo que hacer: yo amo. Dios mío, tu voluntad, y tu ley está en mi corazón.» R. Proclamé gozosamente tu justicia en la gran asamblea; no, no mantuve cerrados mis labios, tú lo sabes, Señor. R.
En aquel tiempo, Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús:
«Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?»
Jesús le dijo:
«Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna».
Ustedes, los que han dejado todo y me han seguido, recibirán el ciento por uno (Mateo 19, 27-29)
Radicalidad, que imprime dinamismo, y estabilidad, que llama a la perseverancia en la tarea de cada día: tal es el carisma único de este santo patriarca. 8 min. 1 seg.
Por la decadencia actual en las virtudes necesitamos pastores como San Benito que rescaten los valores para esta y para las nuevas generaciones. ¡San Benito, ruega por nosotros! 6 min. 39 seg.
FIESTA DE SAN BENITO ABAD, PATRONO DE EUROPA - San Benito nos enseña que en la comunidad se salvaguarda la fe, que la estabilidad es importante para crecer, no buscar solo lo extraordinario y que Cristo es lo más importante. 5 min. 13 seg.
San Benito conoció la mediocridad y decadencia de la Iglesia de su tiempo pero hizo lo que hacen los santos: empezar por trabajar en sí mismo. 20 min. 1 seg.
Hay demasiadas vidas mutiladas ¿Dónde está el espíritu de San Benito? ¿Dónde está la gente fastidiada, hastiada? Necesitamos personas cuya prioridad sea Dios. 6 min. 28 seg.
Haz una donación
para que esta obra continúe, y llegue a más personas! ¡La gloria sea para Dios!
1.1 Antes de san Benito, el mundo occidental habló de la perfección cristiana básicamente en dos claves: el martirio y el ascetismo extremo. Los nombres de los grandes mártires fueron siempre inspiración profunda, motivo de gratitud y certeza de la presencia divina. ¿Quién no se siente feliz de pertenecer a la misma iglesia del noble y venerable Policarpo, que prefirió ser quemado vivo, antes que renegar, en su ancianidad, de aquel de quien dijo haber recibido "sólo bienes"? ¿A quién dejaría de impactar una muerte como la de aquellos que fueron devorados por las fieras en el coliseo, y que razonaron como el gran Ignacio de Antioquía: "Soy trigo de Dios y debo ser molido para volverme pan de Cristo"?
1.2 Tras las huellas de estos y otros muchos mártires, de ambos géneros, los más antiguos monjes llevaron vidas extremas que parecían prácticamente un largo martirio. El ayuno habitual, las duras vigilias, la extrema pobreza, el recurso al desierto o el aislamiento formaron parte del arsenal de las almas ansiosas de una perfección que ya no podían esperar por la vía rápida de la persecución y la violencia exterior. Así se forjaron hombres como San Antonio, Abad, o los muy famosos monjes cercanos a Tebas.
1.3 Estas dos clases de santidad parecían no sólo remotas sino del todo impracticables. El heroísmo próximo al mito parecía un camino imposible que debería quedar como patrimonio de una selecta élite de atletas del espíritu. Benito de Nursia vio las cosas de otro modo. Centró su corazón y el de sus monjes en un mensaje sencillo: centrarse en Dios, no anteponer nada a Cristo.
2. Una vida con propósito
2.1 Especialmente en el monasterio de Montecasino, Benito pudo enseñar de palabra y con el ejemplo la sencillez y la belleza de una vida escondida en Dios. El trabajo manual se alterna con el estudio, la oración y una vida sobria marcada por la comunión de bienes y el servicio a todos. El resultado fue una especie de santidad más "humana" que pronto atrajo verdaderas legiones de monjes y monjas.
2.2 La obra benedictina ha tenido inmensos bienes a la civilización occidental. Los monasterios se convirtieron no sólo en oasis de paz, oración y búsqueda espiritual, sino también en bibliotecas públicas, hospederías, talleres, graneros, lugares, en fin, de creación e implementación de nuevas tecnologías. La influencia de Benito sólo puede ser apreciada a la luz de su impacto en siglos y siglos de predicación, oración, estudio, evangelización y cultura, primero en Europa, y luego en el resto del mundo.