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San Panteno, sabio Padre de la Iglesia y varón apostólico, vivió en el siglo II. En su juventud había sido un filósofo de la escuela de los estoicos.
Según la tradición, llegó a ser director de la Escuela Catequética de Alejandría. Los excelentes métodos pedagógicos que empleó, elevaron dicha institución por encima de todas las de los filósofos. En esta misma escuela, San Panteno formó al famosísimo Clemente de Alejandría.
Eusebio, el historiador, cuenta que había oído decir que San Panteno se dirigió a predicar la fe a la India, tal vez a Yemen y a Etiopía, conociendo ahí a aquellos cristianos a los que San Bartolomé había dado el texto hebreo del Evangelio de San Mateo.
Este testimonio, repetido por San Jerónimo, es uno de los argumentos más utlizados por los que sostienen que la Iglesia de la India fue fundada por un Apóstol.
Eusebio afirma también, que San Panteno se caracterizó por ser un hombre de gran cultura y un ardiente y celoso predicador.
Medellin, Colombia (2007) - Grábame como sello en tu corazón, como sello en tu brazo, porque el amor es más fuerte que la muerte, la pasión es más fuerte que el abismo. Sus llamas son flechas de fuego, intensas llamaradas. Cantar de los cantares 8,6. Rafael, eres mi esposo y te amo, gracias por cada uno de los momentos que he pasado a tu lado.
Bogotá, Colombia (1948) - Amor esta fecha va a ser muy triste porque ya no estás con nosotros pero la fe nos sostiene y sabemos que que ya estás descansando en la presencia de Dios nuestro Señor te amamos mucho.
Bogotá, Colombia (2010) - El cielo te da la bienvenida y la habitación preparada por Jesús en la casa del Padre Celestial está lista. Gracias Señor por la vida de Doña Maruja. -
Todos los días te recuerdo mamá. Bruno
Cali, Colombia (2001) - Por más que haya pasado el tiempo, siempre llevo el recuerdo del ser mas querido sobre la faz de la tierra después de Dios, mi madre, que el Señor te tenga en el reino de los cielos por la eternidad
En aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos siervas y los once hijos y cruzó el vado de Yaboc; pasó con ellos el torrente e hizo pasar sus posesiones. Y él quedó solo. Un hombre luchó con él hasta la aurora; y, viendo que no le podía, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa, mientras peleaba con él. Dijo: "Suéltame, que llega la aurora." Respondió: "No te soltaré hasta que me bendigas." Y le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Contestó: "Jacob." Le replicó: "Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con dioses y con hombres y has podido." Jacob, a su vez, preguntó: "Dime tu nombre." Respondió: "¿Por qué me preguntas mi nombre?" Y le bendijo.
Jacob llamó a aquel lugar Penuel, diciendo: "He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo." Mientras atravesaba Penuel salía el sol, y él iba cojeando. Por eso los israelitas, hasta hoy, no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.
Te llamarás Israel, porque has luchado con dioses y has podido (Génesis 32,22-32)
Salmo
Señor, escucha mi apelación, / atiende a mis clamores, / presta oído a mi súplica, / que en mis labios no hay engaño. R.
Emane de ti la sentencia, / miren tus ojos la rectitud. / Aunque sondees mi corazón, / visitándolo de noche, / aunque me pruebes al fuego, / no encontrarás malicia en mí. R.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío; / inclina el oído y escucha mis palabras. / Muestra las maravillas de tu misericordia, / tú que salvas de los adversarios / a quien se refugia a tu derecha. R.
Guárdame como a las niñas de tus ojos, / a la sombra de tus alas escóndeme. / Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia, / y al despertar me saciaré de tu semblante. R.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia, Señor. (Salmo 16)
Evangelio
En aquel tiempo, presentaron a Jesús un endemoniado mudo. Echó al demonio, y el mudo habló. La gente decía admirada: "Nunca se ha visto en Israel cosa igual." En cambio, los fariseos decían: "Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios." Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, anunciando el Evangelio del reino y curando todas las enfermedades y todas las dolencias. Al ver a las gentes, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: "La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies."
La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos (Mateo 9,32-38)
El demonio busca encerrarnos en un silencio de esterilidad. Es el silencio cómplice ante el pecado; el silencio que calla la gloria divina; el silencio que se arrodilla ante las calumnias que hieren la Iglesia. Cristo vence ese silencio. 4 min. 23 seg.
Las bendiciones llegarán si dejamos de estar en lucha constante con Dios, haciendo su voluntad y no la nuestra, dejando atrás el pasado y en manos de Él el futuro y perseverando en la oración. 5 min. 25 seg.
La persecución está a las puertas pero este también es el tiempo para Dios ¡Es tiempo para vocaciones valientes, tiempo para héroes, tiempo para profetas, tiempo para santos! 4 min. 23 seg.
Necesitamos participar del dolor de Jesucristo por el daño que han sufrido tantas personas y sobre todo por el dolor de quedarse sin conocer al Padre. 6 min. 35 seg.
Aunque no debemos ver al demonio detrás de cada acto de maldad, es un hecho que el mal pretende amordazarnos, sea por violencia externa o por prisión interna. Cristo es el libertador. 33 min. 51 seg.
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1.1 Es bien extraño le texto de la primera lectura de hoy; reconozcámoslo. Pero no es menos extraño que la compleja relación que nuestra voluntad suele tener con la voluntad de Dios.
1.2 Dios, nuestro Dios, nos hace fuertes para que le venzamos: esta es la gran paradoja. Le gusta ser vencido por aquello que, si él no nos lo diera, no tendría poder alguno sobre él. Y esto que nos da es la oración que brota de la fe, y la compasión que brota de sabernos amados sobre toda medida.
1.3 Tales son, pues, nuestras "armas" para ganarle a Dios: orar, creer, compadecer. No podemos tener misericordia sin asemejarnos al Rey Compasivo. Y no podemos ser semejantes a él sin tener una participación en su poder. De este modo la paradoja no contradice el ser divino pero sí lo revela en una dimensión que nuestras razones nunca hubieran podido imaginar.
2. Versiones encontradas
2.1 En el evangelio, por su parte, hay dos versiones encontradas: tenemos una multitud "maravillada" por las obras que hace Jesús, pero también hay un cierto grupo de escépticos que ya tienen una explicación bien clara y bien razonable: Jesús está en alianza con las tinieblas.
2.2 Dicha esa explicación, ya han quedado tranquilos estos racionalistas del siglo I. Y eso es lo dramático y lo triste: para ellos basta explicar; es un ejercicio que los deja cómodos dentro de ellos mismos. No dan, no les interesa dar el paso hacia fuera, a sanar, a curar, a limpiar, a sostener al hermano que sufre. Sólo les interesa acallar sus mentes inquietas y quedarse luego orondos dentro de su marco de explicaciones.
2.3 Nuestra fe es exactamente lo contrario de eso. Es razonable en su exposición, ciertamente, pero sus razones no reemplazan la fascinación por un Dios que "salió de sí mismo." Quien tenga capacidad para celebrar esa calidad de amor tendrá también deseos de imitarlo.