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Homilías de Fr. Nelson Medina, O.P.Derechos Reservados © 1997-2024
Sábado, Febrero 1 de 2020[Lectio Divina] [Laudes] [Vísperas] [Completas] Sobre las fechas y horas de publicación de estas oraciones mira aquí Ten presente en tus intenciones de este día:
Tiempo Ordinario, Año Par,
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Lectura: |
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1a. |
¡He pecado contra el Señor! (2 Samuel 12,1-7a.10-17) |
Salmo |
Oh Dios, crea en mí un corazón puro. (Salmo 50) |
Evangelio |
¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y las aguas le obedecen! (Marcos 4,35-41) |
Núm. |
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2000/01/29 |
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2014/02/01 |
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2014/02/01 |
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2016/01/30 |
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2018/01/26 |
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2020/02/01 |
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2020/02/01 |
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2022/01/29 |
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2022/01/29 |
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2024/01/27 |
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Versión |
Homilía para leer: |
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1. El Llamado a la Conversión1.1 Ayer oíamos una enseñanza del Papa Juan Pablo sobre el pecado. Escuchemos hoy, en este primer punto, algunas de sus palabras sobre la conversión, tema que aflora en la primera lectura de hoy. Corresponde a un discurso suyo a los jóvenes con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud en 1999. 1.2 Antes de subir al Padre, Jesús confió a su Iglesia el ministerio de la reconciliación (cf. Jn 20, 23). Por tanto, no basta sólo el arrepentimiento interior para obtener el perdón de Dios. La reconciliación con él se obtiene mediante la reconciliación con la comunidad eclesial. Por eso, el reconocimiento de la culpa pasa a través de un gesto sacramental concreto: el arrepentimiento y la confesión de los pecados, con el propósito de vivir una vida nueva, ante el ministro de la Iglesia. 1.3 Por desgracia, el hombre contemporáneo, cuanto más pierde el sentido el pecado, tanto menos recurre al perdón de Dios: de esto dependen muchos de los problemas y las dificultades de nuestro tiempo. Durante este año, os invito a redescubrir la belleza y la riqueza de gracia del sacramento de la penitencia, releyendo atentamente la parábola del hijo pródigo, en la que no se subraya tanto el pecado cuanto la ternura de Dios y su misericordia. Al escuchar la Palabra en actitud de oración, de contemplación, de admiración y de certeza, decid a Dios: "Te necesito, cuento contigo para existir y vivir. Tú eres más fuerte que mi pecado. Creo en tu poder sobre mi vida, creo en tu capacidad de salvarme, tal como soy ahora. Acuérdate de mí. Perdóname." 1.4 Mirad dentro de vosotros. Más que contra una ley o una norma moral, el pecado es contra Dios (cf. Sal 50, 6), contra vuestros hermanos y contra vosotros mismos. Poneos en presencia de Cristo, Hijo único del Padre y modelo de todos los hermanos. Él es el único que nos revela cómo debe ser nuestra relación con el Padre, con nuestro próximo y con la sociedad, para estar en paz con nosotros mismos. Nos lo revela mediante el Evangelio, que es una sola cosa con Jesucristo. La fidelidad a uno es la medida de la fidelidad al otro. 1.5 Acudid con confianza al sacramento de la reconciliación: con la confesión de vuestras culpas mostraréis que queréis reconocer vuestra infidelidad y ponerle fin; testimoniaréis vuestra necesidad de conversión y reconciliación, para recuperar la condición pacificadora y fecunda de hijos de Dios en Cristo Jesús; y expresaréis vuestra solidaridad con vuestros hermanos, que también están probados por el pecado (cf. Catecismo de la Iglesia católica, 1445). 1.6 Por último, recibid con gratitud la absolución del sacerdote: es el momento en que el Padre pronuncia sobre el pecador arrepentido las palabras que devuelven la vida: "Este hijo mío ha vuelto a la vida." La Fuente del amor regenera y permite superar el egoísmo y volver a amar con mayor intensidad. 2. ¿Todavía no tienen fe?2.1 El tema de la fe como confianza radical lo encontramos en el evangelio de hoy. ¡Qué pregunta la del Señor! "¿Todavía no tienen fe?". A esa pregunta, que es también un reproche, le viene, de parte de los discípulos, a modo de respuesta, otra pregunta, que en realidad es una alabanza: "¿quién es éste...?". Sobrecogidos de admiración descubren que no conocen a su Señor. Y fue maravilloso regalo del Cielo que hicieran este descubrimiento porque la conciencia de la ignorancia suele ser principio de conocimiento. 2.2 El viento y el lago obedecen a la voz de Jesús; ¿yo obedezco la voz de Jesús? Los astros y los planetas lejanos obedecen la voz del Jesús; ¿obedece la humanidad a la voz de Jesús? 2.3 A los discípulos les maravilló que el lago obedeciera a Jesús; ¿debe admirarnos menos o más que un corazón humano llegue a obedecer a Jesús? ¿No es cierto que es un milagro bellísimo encontrar una sola alma que le diga a Jesús: "Yo quiero hacer tu voluntad; yo quiero creer en tu palabra"? ¿y qué tal que esa alma fueras tú hoy? |
-Fr. Nelson Medina, OP
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